El presidente de Bolivia, Evo Morales, urgió este viernes a la oposición a iniciar el diálogo para contener la violenta crisis política que se cobró ocho muertos y un centenar de heridos, mientras crecen los llamados internacionales para pacificar el país. Al creciente clima de tensión interna que vive estos días su país, Morales agregó un fuerte roce diplomático con Estados Unidos al ordenar la expulsión en un plazo de 72 horas del embajador en La Paz, Philip Goldberg, bajo la acusación de conspirar y promover la división en Bolivia. En reciprocidad, Washington decidió expulsar más tarde al embajador de Bolivia en EEUU.
El jefe de Estado aseguró que "seguirá apostando por el diálogo, por la dignidad y la unidad del país pese a la provocación" que, según su gobierno, impulsan prefectos y líderes civiles de cinco de los nueve departamentos, donde se registran duras protestas. El mandatario izquierdista ratificó una invitación al prefecto opositor de Tarija, Mario Cossío, en representación de sus colegas de Santa Cruz, Beni, Pando y Chuquisaca, para iniciar un cabildeo este viernes en el palacio presidencial de La Paz que desactive la crisis política y la violencia.
La crisis política en Bolivia se profundizó por las irreconciliables visiones de país que por un lado impulsa el oficialismo con un proyecto constitucional de corte estatista e indígena y por otro la oposición, que respalda la formación de gobiernos autónomos de cuño liberal. La invitación de abrir el diálogo fue aceptada por el prefecto de Tarija, Mario Cossío en una acción que la autoridad calificó de "la última oportunidad para que el país se encamine a un proceso de reconciliación y deje atrás el riesgo de confrontación".
Varios países latinoamericanos, la Iglesia Católica, el Defensor del Pueblo, activistas de derechos humanos, y representantes de organizaciones multilaterales como la OEA, Naciones Unidas y la Unión Europea (UE) demandaron a oficialistas y opositores una tregua y la necesidad de un diálogo para descomprimir la crisis política. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, demandó entretanto en Lima una reunión urgente de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para que emita una declaración de respaldo a la democracia y la unidad en Bolivia.
En una breve visita a Perú, Correa se reunió con su homólogo peruano, Alan García, para tratar diversos temas, entre ellos la crisis boliviana, y luego ambos expresaron su respaldo a la democracia boliviana. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, por su parte se declaró alarmado por la escalada de violencia en el país andino y exhortó "a todas las partes involucradas a actuar con moderación". Mientras la situación interna parecía volver paulatinamente a la normalidad y las exportaciones de gas natural a Brasil y Argentina estaban completamente normalizadas luego de algunas horas de cortes de suministro, según el viceministro de Comercialización de Hidrocarburos, William Donaire. "Con Brasil ya no ha habido problemas -con el suministro de 30,5 millones de m3- y con Argentina estamos en 1,2 millones de metros cúbicos diarios" de gas natural, dijo.
Entretanto, las Fuerzas Armadas rechazaron eventuales "intromisiones externas de cualquier índole" en asuntos internos en respuesta al anuncio del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien afirmó que apoyará "cualquier movimiento armado", si su colega Evo Morales es derrocado. Al presidente Chávez "le decimos que las Fuerzas Armadas rechazan enfáticamente intromisiones externas de cualquier índole, vengan de donde vengan, y no permitirán que ningún militar o fuerza extranjera pise el territorio nacional", dijo un comunicado de la institución castrense.
Fuente: AFP