Los expertos cuestionaron ayer el descubrimiento de una estudiosa de Harvard que encontró un papiro del siglo IV donde algunos de los primeros cristianos aseguraban que Jesús estuvo casado.
Karen King, profesora de los orígenes del cristianismo en la facultad de religión de Harvard, anunció su descubrimiento en un congreso internacional en Roma sobre estudios coptos.
El texto, escrito en copto y probablemente traducido de un texto griego del siglo II, contiene un diálogo en el que Jesús se refiere a "mi esposa", a quien identifica como María.
El informe de King y la atención que recibió en algunos periódicos estadounidenses fueron tema de animada discusión durante las pausas en la conferencia.
La tradición cristiana sostiene que Jesús no estaba casado, aunque no hay evidencias históricas fidedignas para confirmarlo. Toda evidencia de que estuviese casado o tuviese una discípula podría tener efectos resonantes en los debates actuales sobre el papel de la mujer en la Iglesia Católica.
Stephen Emmel, profesor de coptología en la Universidad de Munster que también estuvo en el panel internacional que revisó el descubrimiento en 2006 del Evangelio de Judas, dijo que el texto atribuye con precisión a Jesús haber dicho "mi esposa". Pero se preguntó si el documento es auténtico.
Otro participante en el congreso, Alin Suciu, experto en papiros en la Universidad de Hamburgo, fue más contundente. "Yo diría que es una falsificación. La escritura no luce auténtica" comparada con otras muestras de textos coptos en papiro del siglo IV, afirmó.
King admitió ayer que el fragmento plantea interrogantes y agradeció los aportes de sus colegas. Agregó que planea someter el papiro a pruebas de tinta para determinar si los componentes químicos coinciden con los usados en la antigüedad.
La Iglesia discrepa. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, estimó que no se sabe bien de dónde viene ese pergamino pero que eso "no cambia en absoluto la posición de la Iglesia, que se basa en una inmensa tradición muy clara y unánime".
Un coleccionista anónimo llevó a King el fragmento en diciembre del 2011 y le pidió ayuda para traducirlo e interpretarlo. Se piensa que fue hallado en Egipto o tal vez en Siria. En marzo, ella apeló a dos papirólogos que determinaron que muy probablemente era auténtico.