No haber sido elegido como la sede en los Juegos Olímpicos 2016 ha tenido variados efectos en Tokyo y Madrid, pero donde más se sintió fue en EE.UU, frente a la rápida eliminación de Chicago. Veamos porqué.
En Tokyo la percepción general fue que al haberse celebrado la anterior Olimpiada en Pekín, sería demasiado anormal y pronto que vuelva a recaer en un país asiático. El gobernador de Tokyo, Hiroshi Sato agradeció el apoyo y felicitó a todos los que participaron en el intento.
En España también hubo desazón, pero recordemos que no hace mucho (1992) los juegos se habían realizado en Barcelona. “No tenemos que estar desmoralizados” dijo Nadal el tenista. “Tuvo que haber un ganador, no fuimos nosotros, pero estuvimos muy cerca. Estoy contento que lo ganó Brasil esta vuelta” afirmó.
Pero donde más se sufrió, más culpas se echaron, y en donde todo se entremezcló con la política fue en Estados Unidos. Muchos lo tomaron como un golpe serio al perder Chicago, la bella urbe del Estado de Illinois, ciudad de Michelle Obama que Barack adaptó como propia.
“Creo que Chicago habría sido un buen lugar”, dijo, dudoso, el vocero de Estado, Ian Kelly, agregando “tenemos que mejorar nuestro sistemas de visas. Tenemos un problema de imagen sobre el proceso y tenemos que hacerlo más simple” tratando de armar una primera explicación. Kelly también es oriundo de Chicago.
Justamente en Chicago, miles de personas no podían creer la novedad. La derrota se traspasó también a la Presidencia siendo los mediáticos Obama los que representaron a la ciudad en Copenhague. “Estamos shockeados” dijeron muchos de los encuestados de Chicago a la prensa, agregando frases como: “Ni siquiera fuimos los finalistas, y nos duele más porque nos hubiera puesto como una ciudad líder. Siempre estamos un poco por detrás de otras”.
Otros creyeron que un “buen discurso” de Obama iba a lograrlo todo. Justamente habiendo el presidente estadounidense puesto tanto empeño y tanto lobby (dicen que se pasó semanas haciendo gestiones), ahora se entremezcla la derrota con su propia imagen.
Algunos críticos del Presidente salieron inmediatamente a castigarlo. Ya lo venían haciendo hace tiempo con otros temas, como ser Afganistán y el Plan de Salud, pero ahora tenían “una derrota olímpica” también en sus manos.
“No sacó ni el bronce”, decía un conocido republicano en el conocido diario “Político”, que se distribuye en Washington y llega a todos los lugares del poder. Por supuesto también tuvo la oportunidad de pegar duro el archienemigo radial de Obama, el conservador Rush Limbaugh: “Obama recibió un cachetazo. Le recordaron que afuera no necesariamente les importa lo que él dice”, para agregar “ha quedado como un tonto con su discurso de venta de Chicago, es un adolescente que tiene un ego tan grande como Marte, que hoy quedó totalmente apabullado”.
Obama volvió por la noche de Copenhague. Su vocero fue el único que habló durante el viaje. “El Presidente está decepcionado, pero a la vez orgulloso por el discurso que dio Michelle” dijo Robert Gibbs quien comentó que Obama se enteró cuando veía TV en el avión presidencial volando ya sobre las aguas del Atlántico. Al llegar a la Casa Blanca Obama habló un minuto con los periodistas. Dijo que estaba contento porque se iba a realizar el evento por primera en Sudamerica. “Es un hecho histórico” afirmó. También dijo que llamó a Lula para felicitarlo.
(*) Especial para Perfil.com