Al menos 388 personas murieron y 96 desaparecieron luego de un gigantesco alud de barro en el este de Filipinas tras el paso del ciclón Durian, según dijo hoy un portavoz de la Cruz Roja filipina.
Todos los muertos se registraron en la provincia oriental de Albay, dijo esta portavoz, Teresa Arguelles, advirtiendo que se temía que el total de víctimas aumentase cuando los socorristas llegaran hasta los lugares aislados por las malas condiciones climáticas, informó la agencia de noticias AFP.
Este ciclón, que desarrolló vientos de hasta 150 km/hora, llegó a Albay en la noche de ayer, provocando lluvias torrenciales.
Por su parte, el director general del Consejo Nacional de Coordinación de Catástrofes, Glenn Rabonza, había hablado poco antes de "unos 200 muertos principalmente en los alrededores del volcán Mayon", a 350 km de Manila.
El responsable provincial de las operaciones de socorro, Cedric Daep, indicó que 108 cuerpos fueron extraídos del torrente de lodo que sepultó numerosas casas en los poblados de Daraga, Busay y Santo Domingo.
El balance de víctimas podría aumentar, advirtió Daep, mientras informaciones no confirmadas de la prensa local señalaban cientos de desaparecidos, en particular en la aldea de Padang.
El aeropuerto de Legaspi, la principal ciudad de la región, fue cerrado debido a los escombros que obstruyen las pistas y a los cortes de electricidad. Buena parte de Legaspi está inundada, según los socorristas.