Desde Roma
Que Tarzán le escriba una carta al Papa es una fantasía. Y si el Papa le respondiera, aún más. Pero en la era de Francisco. esto se ha hecho realidad en Roma.
Tarzán, como todos conocen a Andrea Alzetta, 46 años, líder de los okupas romanos y ex consejero comunal de la Ciudad Eterna, es un personaje famoso en la extrema izquierda italiana. Siempre en primera fila en las marchas de protesta más duras, a menudo se enfrenta a la policía, máscaras antigás de por medio. Milita desde hace años en Action, un movimiento social que ocupa casas vacías para dárselas a inmigrantes y sin techo.
Jubileo. Tarzán le pidió a Bergoglio en una carta que las estructuras que alojarán a los peregrinos del Jubileo, que se inaugurará el 8 de diciembre, sirvan para acoger a sin techo una vez terminado el año santo. Una semana después, Francisco le contestó con un mensaje claro: “Sigan adelante”, y le hizo llegar su bendición que, con las denuncias y demandas legales que enfrenta Action, le va a hacer mucha falta.
“El Papa, cuenta Tarzán a PERFIL, nos bendice, nos desea que podamos seguir adelante con nuestro trabajo y nos anima a luchar. Escribe que los problemas de los sin techo le interesan mucho y cree que no se puede estar de brazos cruzados, sino que es necesario pasar a la acción”.
¿Cómo se les ocurrió a los okupas pedir ayuda al Papa? “En asamblea, discutiendo el tema de la emergencia habitacional en la ciudad”, contesta Tarzán. “Cuando enviamos la carta, estábamos ocupando un edificio de la alcaldía de Roma, cerca de Castelgandolfo, la residencia de veraneo de los papas en las afuera de Roma. Nos pareció una paradoja que se organice un Jubileo de la Misericordia en una ciudad donde muchas personas no tienen dónde vivir: los pobres, los que ya no pueden pagar un alquiler o los migrantes”.
“Nos pareció oportuno que también la Iglesia, que se prepara para recibir a millones de peregrinos, construyera con la Alcaldía un sistema para recibir a sin techo después del Jubileo”, agrega Alzetta. Para asegurarse de que la carta llegase a manos del Papa, Tarzán pidió ayuda a dos monjas que en el pasado habían colaborado con ellos.
“La verdad –concluye el activista– es que hay gente en los ambientes religiosos con la cual se puede trabajar mucho mejor que con los partidos o con los movimientos sociales”.