A pocos días de su designación como sumo pontífice, el papa Francisco ya ha dejado claro que se vienen cambios en la Iglesia católica, al menos, en cuanto a la cercanía del clero con sus fieles: en otra huida al protocolo, el Santo Padre saludó a los fieles en la puerta de la iglesia antes del Angelus.
Antes de ingresar a la parroquia de Santa Ana, dentro de los muros del Vaticano, Francisco se demoró entre abrazos y gestos de afecto hacia los fieles que se acercaron a saludarlo: "Son casi las 10. Tengo que ir a la misa. Me están esperando", les dijo.
Según consignó el portal Rome Reports, el exArzobispo de Buenos Aires "estrechó manos, besó y acarició a los fieles" que recibieron palabras de aliento y bendiciones. "Recen por mí", pidió una vez más el Papa.
En sintonía con lo que les había manifestado a los periodistas ayer, el jefe de Estado del Vaticano aprovechó la homilía para dar un mensaje conciliador con otros credos. Más tarde apareció por las ventanas de la Basílica para celebrar su primer Angelus.