En una fuerte condena al terrorismo, el papa Francisco pidió ayer en El Cairo que los líderes musulmanes respondan con un “no fuerte y claro” a toda violencia que se cometa en nombre de Dios, al tiempo que se solidarizó con los cristianos coptos de Egipto, víctimas de recientes atentados perpetrados por Estado Islámico (EI), que dejaron 46 muertos.
El religioso argentino pronunció esas palabras en su primera jornada en aquel país, en el que oficiará hoy una misa para miles de personas, tras la cual regresará a Roma.
Su gira –la segunda de un papa en Egipto– durará 27 horas y estará marcada, como evidenció ayer, por la amenaza del terrorismo. “Repitamos un no fuerte y claro a cualquier forma de violencia, venganza y odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios”, dijo en una conferencia internacional de paz en la Universidad de Al Azhar, el centro de estudios sunita más antiguo del mundo.
El Papa advirtió que los responsables religiosos están llamados a “desenmascarar la violencia que se trasviste de presunta sacralidad”, en un diálogo público que mantuvo con el gran imán Ahmed al-Tayyib. “Es imprescindible excluir cualquier posición absoluta que justifique formas de violencia. La violencia, de hecho, es la negación de toda religiosidad auténtica”.
Su mensaje resonó fuertemente no sólo por las palabras pronunciadas, sino también por el lugar donde las dijo. Un 10% de la población egipcia profesa el cristianismo copto, constituyendo la minoría más populosa en Medio Oriente y en el norte de África.
Francisco pidió que los líderes religiosos ayuden a descubrir “los intentos de justificar cualquier forma de odio en nombre de la religión y condenarlos como falsificaciones idólatras de Dios”. “Sólo la paz es santa y no se puede perpetrar ninguna violencia en nombre de Dios porque profanaría su nombre”, agregó.
Objetivos. Según el periodista Andrea Tornielli, coordinador del sitio Vatican Insider, hay tres grandes metas en la gira de Francisco por Egipto: “Visitar al hermano papa copto Teodoro II y manifestar su cercanía a una Iglesia que fue muy golpeada en los últimos años; dialogar con el imán de Al Azhar buscando posibles caminos de encuentro para aislar a los que usan el nombre de Dios para justificar el terrorismo; y reunirse con el presidente Abdel Fattah al-Sisi, que intenta proteger a los cristianos en Egipto y bloquear al fundamentalismo”.
A veinte días del doble atentado en iglesias cristianas, ocurrido en el Domingo de Ramos, el Papa también repitió su condena al comercio de armas, al pedir “bloquear los flujos de dinero y de armas hacia quienes fomentan la violencia”.
En su discurso, el Papa abogó por el diálogo y la apertura hacia el prójimo, “reconociendo los derechos y las libertades fundamentales, especialmente la religiosa”. Y agregó que a través de ese diálogo se fomenta la “civilización del encuentro contra lo incívico del enfrentamiento”.
En una apuesta por tender puentes con el islam, pidió “acompañar y hacer madurar a las nuevas generaciones, para que respondan a la lógica incendiaria del mal con el crecimiento paciente del bien”. Su mensaje contra la violencia incluyó una visita a la iglesia de San Pedro y San Pablo, donde otras 29 personas fueron asesinadas en diciembre pasado en un ataque terrorista. “Su sufrimiento es también nuestro sufrimiento”, declaró, delante del papa copto Teodoro II. Además de denunciar la persecución de cristianos, Jorge Bergoglio envió un fuerte mensaje a favor del ecumenismo, exhibiendo unidad con el líder del cristianismo en Egipto.
