Poco a poco, Francisco le imprime su sello al Vaticano, incomodando a la poderosa curia romana. Pese a que aún no implementó reformas pastorales o doctrinarias, el Papa comenzó a rediseñar la cúpula de la Iglesia Católica. Su jugada más fuerte fue anunciar quiénes serán los cardenales que designará en el próximo consistorio, que tendrá lugar el próximo sábado.
Los hombres elegidos provienen, en su mayoría, de parroquias ubicadas en “las periferias” de la Iglesia, en lugares apartados del centro de poder eclesiástico. Su decisión fue un tiro por elevación a la curia, que pasará a controlar sólo el 27% de los votos dentro del Colegio Cardenalicio, mientras que cuando Jorge Bergoglio fue electo pontífice contaba con el 35% de sus integrantes.
Vatican Insider, el portal especializado del diario italiano La Stampa, calificó las designaciones de Francisco como “la venganza del sur del mundo”. Entre quienes vestirán próximamente el birrete púrpura, se destacan el obispo de Agrigento –arquidiócesis que incluye a Lampedusa–, el de Morelia, Montevideo, Myanmar y Hanoi.
“El Papa quiere mostrar el rostro universal de la Iglesia y dar testimonio sobre el trabajo de pastores del mundo que no siempre están bajo la luz mediática porque no provienen de diócesis prestigiosas y grandes. Es interesante notar que en este sentido se coloca en una vía que empezó ya Pío XII en el consistorio de 1946, cuando por primera vez nombró a un montón de nuevos purpurados fuera de la curia romana”, explicó a PERFIL Andrea Tornielli, vaticanista de La Stampa.
Los nuevos electores del Colegio representan la Iglesia del fin del mundo de la que tanto habla Francisco. Lidian diariamente con la violencia del narcotráfico, la trata de personas y el drama de los inmigrantes y excluidos. “Es evidente que Francisco desea rediseñar el futuro cónclave”, escribió recientemente Tornielli. En casi dos años de pontificado, el religioso argentino ya designó a 31 cardenales menores de 80 años, habilitados para votar en la eventual elección del próximo Pontífice.
“Siempre nos impulsó a los sacerdotes de Buenos Aires a salir a las periferias, a acercarnos a aquellos que están lejos de la Iglesia”, contó a este diario Ariel Torrado Mosconi, obispo auxiliar de Santiago del Estero, cuando Francisco fue electo.
La descentralización y rediseño de la jerarquía eclesiástica tiene, sin embargo, sus limitaciones. Europa, con 57 electores, continúa siendo el continente con más peso en el Colegio, mientras que América del Norte, por un lado, y América Central y del Sur, por el otro, tienen 18 purpurados cada uno. Italia y Estados Unidos ostentan 26 y 11 cardenales, respectivamente.
La curia no se quedó de brazos cruzados y deslizó su descontento con Bergoglio. Las críticas se expresaron en un artículo publicado en el Corriere della Sera, firmado en diciembre por Vittorio Messori, el vaticanista traducido a más idiomas en todo el mundo. “Es cierto que hay resistencias en el interior del clero y de las jerarquías. Pero esto siempre pasó con Benedicto XVI y Juan Pablo II, que tuvieron oposiciones internas –agregó Tornielli–. A mí me parece que los fieles entienden muy bien el mensaje, el testimonio y las palabras de Francisco”.