El presidente Luiz Inácio Lula da Silva se impuso en las elecciones brasileñas pero por menos votos de lo esperado. No llegó a la mayoría absoluta y por lo tanto, deberá disputar un balotaje, el 29 de octubre, contra el socialdemócrata Geraldo Alckmin, del partido del ex presidente Fernando Enrique Cardoso.
A décimas del recuento definitivo, el ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, ya había admitido que la disputa seguirá en la segunda vuelta entre Lula y Alckmin. Además, afirmó que el presidente desea ahora un debate de ideas y propuestas con el candidato opositor.
Para el balotaje se prevé una campaña adicional de alto voltaje, a tono con la tensión y el veneno de los últimos días, luego de que detonara un nuevo escándalo de corrupción que, según los analistas, deterioró la intención de voto de Lula, tanto como su negativa a debatir con sus competidores
Escrutadas electrónicamente la totalidad de los votos, Lula lograba el 48,6 por ciento seguido por Alckmin, con el 41,7. En tercer lugar se posicionó Heloisa Helena, del PSOL, con 6,9 por ciento y en cuarto lejos, con el 2,7, Cristovam Buarque, del PDT. Votaron 106 millones de brasileños y hubo un 15,76 por ciento de abstención.
La jornada electoral fue tranquila, en un clima de gran tristeza por la caída el viernes de un avión en plena selva amazónica. En el accidente murieron 155 personas, cuyos cuerpos comenzaron a ser rescatados ayer.
El resultado electoral fue recibido con desazón por los partidarios de Lula.
Alckmin, ex gobernador de San Pablo, hizo una elección mejor de lo esperado y venció en las regiones del sur y el sudoeste, las más desarrolladas, aunque también ganó en el centro-oeste.
Lula, en cambio, triunfó con comodidad en los nueve estados del nordeste, los más empobrecidos, convertidos así en su nuevo bastión electoral.
Lula era amplio favorito para la reelección, pero hace apenas una semana las encuestas comenzaron a detectar una caída en su intención de voto, que fue atribuida a un nuevo escándalo de corrupción, que involucró a colaboradores cercanos del presidente, y a su persistente negativa a debatir con sus rivales.
El escándalo detonó hace dos semanas cuando fueron apresados dos colaboradores del comando electoral de Lula con más de 800 mil dólares con los que pensaban comprar datos para armar una carpeta contra un rival electoral.
También se eligieron a los 513 diputados, a un tercio del Senado, a los 27 gobernadores y a todos los legisladores estaduales.
La oposición retuvo las gobernaciones de San Pablo y Minas Gerais, dos de los principales estados brasileños que serán gobernados por José Serra y Aécio Neves.
El oficialista Partido de los Trabajadores mantuvo Piauí, perdió Mato Grosso do Sul pero conquistó sorpresivamente Bahía, el quinto colegio electoral del país.
Lula votó por la mañana en Sao Bernardo do Campo, en el conurbano paulista, y se mostró muy confiado de lograr la reelección ya en la primera vuelta Alckmin votó en San Pablo, donde fue gobernador, y aseguró que irá al balotaje.
Una encuesta del insitituto Datafolha, publicada hoy en el diario Folha de Sao Paulo, indicó que Alckmin estaba a un paso de forzar el balotaje.
El sondeo de Datafolha indicó que, en un balotaje, Lula se impondría a Alckmin pero solo por 5 puntos.
*Editor de Internacionales del diario Perfil y autor de "Lula, la izquierda al diván".