Jerusalén - Israel y el movimiento islamista Hamas, que controla la franja de Gaza, están enzarzados en una escalada, de consecuencias imprevisibles, que corre el riesgo de frustrar cualquier negociación de paz entre la Autoridad Palestina y el gobierno israelí.
El ejército israelí intensificó desde hace varias semanas los ataques aéreos y las incursiones terrestres en la franja de Gaza, que infligieron importantes bajas a los grupos armados palestinos, pero no lograron poner fin a los disparos de cohetes contra las localidades israelíes.
"Israel persigue un doble objetivo: limitar al máximo los disparos de cohetes y debilitar a Hamas", considera el especialista militar Shlomo Brom. "Esto se puede realizar a condición de evitar una escalada incontrolada de la violencia, golpeando con fuerza, lo que por otra parte anularía toda posibilidad de reanudar el proceso de paz", agrega. Según este antiguo jefe del departamento de planificación del ejército, la única posibilidad es "un alto el fuego con Hamas", que Israel podría obtener si sus responsables tuviesen el valor de elegir esta opción estratégica.
Mientras tanto, la escalada continúa. Tras una incursión especialmente sangrienta en la franja de Gaza, que dejó 17 muertos -entre ellos varios civiles- el 15 de enero, una verdadera lluvia de cohetes palestinos cayó en el sur de Israel. Por primera vez, estos disparos fueron reivindicados por Hamas, el movimiento islamista que el pasado junio tomó el control de la franja de Gaza por la fuerza.
Hamas defiende la lucha armada contra el Estado hebreo y reclama su desaparición, al tiempo que se declara dispuesto a firmar una tregua.
Por su parte, el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, ordenó ayer a la noche el cierre de todos los pasos fronterizos entre Israel y la franja de Gaza. El ministro dio asimismo la consigna de intensificar los ataques contra los miembros de grupos armados al tiempo que "continúan los preparativos para un ataque a gran escala". Sin embargo, el gobierno es muy reticente a lanzar al ejército en una operación de envergadura que, según el estado mayor, se saldaría con importantes pérdidas por parte israelí y obligaría al ejército a ocupar durante varios meses zonas enteras de la franja de Gaza.
Durante una discreta visita ayer, el primer ministro Ehud Olmert aseguró a los habitantes de las localidades israelíes cercanas a la franja de Gaza que el ejército continuaría con los ataques para que cesen los disparos de cohetes. Por parte palestina, el vocero de la presidencia, Nabil Abu Rudeina, afirmó que "los ataques y la escalada militar de Israel están destinados a minar las negociaciones de paz israelo-palestinas".
Abu Rudeina hacía alusión a las conversaciones israelo-palestinas entabladas tras la conferencia de Annapolis (Estados Unidos) en noviembre y la reciente visita a Israel y Cisjordania del presidente norteamericano George W. Bush, quien desea que estas negociaciones desemboquen en un acuerdo de paz este año.