El Senado de Estados Unidos otorgó anoche amplios poderes al gobierno del presidente George W. Bush para continuar con el programa de acciones secretas antiterroristas de la CIA.
Con el voto de 65 de los 100 senadores fue aprobada la controvertida ley sobre el trato a presuntos terroristas detenidos, que ya había sido avalada ayer por la Cámara de Representantes.
La votación tuvo lugar luego de que el presidente Bush acudiera personalmente al Capitolio ayer en la mañana y llamara a los legisladores a una rápida adopción de esa legislación.
La ley permite prácticas de interrogación severas, aunque declara como ilícitas técnicas especialmente "cruentas". En caso de dudas, queda en manos del presidente Bush decidir si corresponde adoptar determinado método de indagación de detenidos, informa la agencia de noticias DPA.
Los sospechosos de terrorismo podrán además ser juzgados por comisiones militares en el campo de prisioneros de la base estadounidense de Guantánamo, en Cuba, con limitación de los derechos de los procesados.
Para Bush los programas secretos de la CIA, entre ellos el establecimiento de cárceles clandestinas en otros países, son un medio eficaz en la lucha contra el terrorismo internacional.
Mientras tanto, organizaciones de defensa de los derechos humanos y muchos legisladores de la oposición demócrata consideran que la nueva ley deja librado a los agentes estatales la posibilidad de maltratar a prisioneros.
La reforma legislativa se hizo necesaria después de que la Corte Suprema estadounidense declarara en junio pasado que el tratamiento de los detenidos en Guantánamo era ilegal.
Cabe recordar que la oposición demócrata renunció a ponerle trabas a la aprobación de esta ley, negociada entre la Casa Blanca y líderes republicanos del Congreso, por miedo a parecer ante la opinión pública demasiado débil en la lucha contra el terrorismo, uno de los temas principales de la campaña para las elecciones legislativas del 7 de noviembre, informó la agencia de noticias AFP.