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Grecia quedó ayer más cerca que nunca del temido default. El premier Alexis Tsipras le confirmó a la canciller alemana Angela Merkel y al presidente francés François Hollande que el 5 de julio los griegos decidirán en un referéndum si aceptan o rechazan las propuestas de recortes de los acreedores. Al mismo tiempo, los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona rechazaron la prórroga del rescate griego más allá del 30 de junio, cuando Atenas debe hacer frente a vencimientos del pago de su deuda, y analizaban un plan B para salvaguardar la estabilidad financiera de la eurozona, ante una eventual cesación de pagos y la salida de la zona euro.
“Nos sorprendió negativamente los pasos tomados el viernes por el Gobierno griego. Ellos terminaron básicamente las negociaciones”, declaró el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, refiriéndose a la convocatoria de la consulta popular. “Tenemos que concluir, aunque sea lamentable, que el programa expirará el martes por la noche”, agregó, al remarcar los “riesgos” del referéndum.
Tsipras, por su parte, contragolpeó: “La democracia es el valor supremo en Grecia y el referéndum se llevará a cabo independientemente de la decisión del Eurogrupo”. En una conversación telefónica con Merkel y Hollande, afirmó que el pueblo griego “tendrá oxígeno para la semana que viene y sobrevivirá”. Para Atenas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea presentaron “propuestas ilógicas” que “ningún Gobierno heleno” habría podido aceptar, entre ellas el recorte de las pensiones.
“Grecia se queda en la zona euro, ese es su destino”, afirmó el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin. Sin embargo, él y sus pares de la eurozona se reunirán hoy y debatirán la necesidad de imponer controles de capital en Grecia. Además, el BCE debe decidir si mantiene la provisión de liquidez de emergencia a los bancos griegos. Si su titular, Mario Draghi, decide cortar los fondos, podría arrastrar a la quiebra a varias instituciones de ese país.
¿Corralito?. Los ciudadanos griegos hicieron cola ayer frente a los cajeros automáticos, con el objetivo de retirar dinero ante el temor de un corralito.
Pese a esas largas filas, la presidenta de la Unión Griega de la Banca, Luka Katseli, aseguró que las entidades funcionaban con normalidad tras el anuncio del primer ministro de convocar un referéndum. “El suministro con billetes en los cajeros funciona con plena normalidad y en los casos aislados que debido a un retiro masivo hubo problemas, los restablecemos lo antes posible”, declaró a la agencia de noticias griega AMNA. El viernes se habrían retirado alrededor de 600 millones de euros, según informaron fuentes bancarias.
Temiendo un efecto dominó que arrastre a otros socios de la UE, Berlín informó ayer que hará “todo para evitar el peligro de contagio” de la crisis de Grecia, que tiene el martes un vencimiento con el FMI de 1.500 millones de euros.
El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, arremetió, por su parte, contra la “credibilidad” del Eurogrupo, que rechazó extender el actual programa de asistencia a Atenas, y aseveró que pese a ello seguirá luchando por un acuerdo hasta el último minuto, con la esperanza que Bruselas ceda en sus demandas.
“Nosotros esperamos que de aquí al martes haya un acuerdo. Y en ese momento, le diremos al pueblo griego que vote sí”, explicó el funcionario, redoblando la apuesta en la tensa negociación con los acreedores.