Madrid - Símbolo de la barbarie militar, la destrucción hace 70 años del pequeño pueblo vasco de Guernica (Gernika en euskera) por la aviación nazi sigue generando polémica en este principio del siglo XXI.
El 26 de abril de 1937 este pueblo de 6.000 habitantes era bombardeado por los aviones de la Legión Cóndor de la aviación alemana, en apoyo a las fuerzas nacionalistas de Francisco Franco, meses después del inicio de la Guerra Civil española (1936-39).
El bombardeo a ciegas al caer la tarde, un día de mercado, provocó incendios que destruyeron las tres cuartas partes de la ciudad y dejó cientos de muertos.
Guernica, cuna histórica del nacionalismo vasco que quería aplastar a Franco, se convirtió así en la primera ciudad de la historia destruida por un ataque aéreo que apuntó a sabiendas contra civiles.
Dos días después, el periodista inglés George Steer denunciaba la "tragedia" de Guernica en un célebre artículo publicado en portada del New York Times, pero tan sólo en la página 17 del Times de Londres.
Steer describía exactamente los ataques en picado de los Junkers y Heinkel alemanes que descargaron sobre Guernica miles de bombas, la mayoría incendiarias, antes de ametrallar a los habitantes que escapaban de los incendios.
Sin embargo, los nacionalistas acusaron inmediatamente a las fuerzas republicanas de haber incendiado la ciudad, argumento de la propaganda que durante mucho tiempo repitieron los medios de comunicación y los círculos conservadores de Europa.
Posteriormente, cuando se vieron en un aprieto, los franquistas atribuyeron la responsabilidad de la masacre a los alemanes, que a su vez afirmaban que sólo habían querido bombardear un puente y una fábrica de armas cercanas a Guernica.
Sin embargo, ni el puente ni la fábrica fueron alcanzados por las bombas. Las investigaciones históricas, y en particular una extensa búsqueda en los años 70 del periodista inglés Gordon Thomas, permitieron confirmar que el bombardeo respondía a una "estrategia del terror" ideada por los franquistas en concertación con sus aliados nazis.
El general golpista Emilio Mola, que dirigía la ofensiva contra los republicanos en el norte de España, había explicado claramente que su intención era "arrasar Vizcaya" y terminar rápidamente con la guerra en esa región. Y pese a esas evidencias, el drama sigue siendo minimizado en algunas esferas de la derecha española, en una España que aún no ha olvidado una cruenta guerra civil que dejó más de medio millón de muertos.
En un reciente y exitoso libro sobre la Guerra Civil, titulado "La Guerra que ganó Franco", el historiador conservador César Vidal califica el bombardeo de Guernica de "episodio menor" que sirvió de pretexto al Frente Popular (izquierda) para denunciar "la barbarie fascista".
Según Vidal, el bombardeo de Guernica "superó ligeramente el centenar" de muertos debido a la "lamentable incompetencia" de las autoridades locales, incapaces de "construir refugios" o de apagar los incendios. En su artículo, Steer habló de cientos de víctimas y las autoridades vascas indicaron, en un primer momento, que el bombardeo había provocado 800 muertos. Más tarde elevaron la cifra a 1.654 víctimas mortales. Las estimaciones de los historiadores varían entre 300 y 1.000 muertos.
Pablo Picasso nunca dudó del origen y la magnitud de la tragedia, que describe en su célebre pintura de 1937 bautizada con el nombre del pueblo bombardeado. "¿Ustedes hicieron esto?, le preguntó tiempo después en París el embajador alemán Otto Abetz. "No, han sido ustedes", le respondió un mordaz Picasso, que destinó los beneficios de las exposiciones del "Guernica" a la causa republicana.
Fuente: AFP