INTERNACIONAL

Hace 10 años, Máxima se convertía en princesa

La historia de la argentina que hace una década contraía matrimonio con el heredero holandés.Reviva la boda en fotos.

Los príncipes Máxima y Guillermo Alejandro de Holanda cumplen diez años de casados.
| AFP

Los príncipes Máxima y Guillermo Alejandro de Holanda cumplen diez años de casados. Llegar al altar fue complicado, pero son muchos más los obstáculos que deberán atravesar para cumplir su destino: ser reyes de los holandeses.

Era el día 02-02-02. Argentina aún se estremecía por la crisis económica y política mientras, como si nada estuviera pasando, una de sus ciudadanas recorría la capital holandesa en una "Carroza de Oro". Máxima, criada en Recoleta y San Isidro, se casaba con un príncipe de verdad, como todo cuento que se precie de tal.
 
Cacerolazos, silbidos y una bomba de pintura sobre una ventana de la carroza fueron parte de la huella que dejó la crisis argentina en ese cuento. También la silla vacía del presidente argentino en la boda. Dicen que Inés Pertiné lloró al enterarse que podría usar el vestido nuevo en esta boda porque su esposo había renunciado a la presidencia.

No era la primera vez que la historia argentina se relacionaba tan íntimamente con la familia Zorreguieta, o viceversa. Hacía apenas veinte años Jorge, el padre de Máxima, había formado parte del grupo de funcionarios del presidente de facto Jorge Rafael Videla.

El tema fue polémico en Holanda, país que se considera modelo en materia de respeto por los Derechos Humanos, y que condenó a Zorreguieta a ver por televisión el momento en que su hija decía "Si, acepto" al príncipe. Era, para los holandeses, persona 'non grata'.

Las primeras imágenes de Máxima llegaron a Holanda en 1999. Eran grabaciones de una fiesta en una playa argentina, donde ella bailaba, tomaba cerveza y se reía con amigos y amigas. La bautizaron "la fiestera", en holandés.

El príncipe la conoció también en una fiesta. Cámara en mano, Máxima se dirigió al príncipe por sorpresa. "¿Pero qué hace? ¿Quién demonios es ésa?”, se preguntó él, quien más tarde reconoció que “fue un amor a tercera vista". Le pidió matrimonio mientras caminaban sobre un lago congelado en Holanda.

Las lágrimas de Máxima durante el casamiento, a los sones de "Adiós Nonino", conmovieron a todos. "En parte gracias a esas lagrimas, los holandeses se reconciliaron con el matrimonio del príncipe", dice la periodista Margreet Strijsbosch, de Radio Nederland.

El siguiente obstáculo fue sorteado por ella con una facilidad que encantó a los holandeses: el hablar el idioma, en su primera aparición oficial junto a la Familia Real con soltura y profesionalidad. "Nos conquistó de entrada hablando holandés", dice Marc van der Linden, director de la revista 'Royalty'.

La "princesa de las Pampas" apunta ahora a convertirse en Reina de Holanda pero sin apurar la historia. Espontánea, carismática, sonriente, elegante, todos los calificativos que le da la prensa holandesa parecen ser pocos para la princesa favorita de Europa y -¿para qué negarlo?- de los argentinos.

"Se considera a Máxima como la salvadora de la Casa Real de Holanda", dice Margreet Strijsbosch. "Sobre todo, porque se muestra una digna futura reina, un ejemplo para los holandeses, también para aquellos de ascendencia extranjera, pues se supo adaptar rápidamente a la sociedad holandesa".

"Ella es muy popular porque es espontánea, porque es ella misma, porque puede hablar con la gente de la calle, así como con personalidades, sin ningún problema", aseguró hace un tiempo Aart Heering, periodista del diario 'Algemeen Dagblad'. Su colega del 'De Telegraaf' asegura: "Máxima es popular porque llevó calor a un país que se autoconsidera muy frío".

El secreto del éxito de Máxima fue ser ella misma. Los holandeses son "oranjistas", partidarios de una familia real sensible, espontánea y sin acartonamientos, y detestan el trato distante o formal, por lo que ella encastró perfectamente en lo que Holanda deseaba.

En diez años, Holanda también vio a Máxima convertirse en un icono de la elegancia. Si bien inicialmente se vestía muy al estilo de la reina Beatriz, más tarde empezó a preferir estilos exhuberantes y tacones altos. De vez en cuando sale de compras a Italia y Francia y muestra preferencia por productos de Valentino, Graciela Naum y Jan Taminiau.

Popularidad

Según una encuesta reciente, la princesa se mantiene en el podio de popularidad (con un 29%), por encima de la reina y de otros miembros de la familia. En parte, esto se debe a que devolvió a la dinastía la simplicidad que perdió con el reinado de Beatriz, más profesional y estricta que su madre, la reina Juliana, que andaba en bicicleta por la ciudad.

El príncipe Guillermo ganó prestigio con Máxima a su lado: antes era llamado "el príncipe de la cerveza" y criticado por su mal humor. Hoy, todos rescatan su interés, cordialidad y elegancia. "Su matrimonio con Máxima ofreció a Guillermo la oportunidad de deshacerse de la imagen de príncipe libertino con limitadas capacidades intelectuales", afirma Strijsbosch.

Este cambio se vuelca en otros resultados de la encuesta: el 11% de los holandeses desea que la reina Beatriz renuncie este año a la corona. El 63% piensa que Guillermo y Máxima están perfectamente listos para ocupar el trono mientras un 64% confía en que el príncipe sabrá desempeñarse muy bien como rey.

El futuro
Pero la historia de Máxima no termina acá, y quizá todavia no haya empezado. Pese a que muchos holandeses aceptan la Monarquía, son cada vez más los que miran con ternura el sistema republicano. En la igualitaria Holanda, a muchos les está empezando a parecer inútil e insulso que un grupo de gente -la familia Orange- tenga más privilegios que los demás.

Las formas, poderes y privilegios de la Familia Real siempre están en peligro de crear resistencia entre la población. En un país que pone la igualdad individual por sobre toda razón, la simpatía y elegancia de Máxima nunca serán suficientes, y deberá seguir trabajando para ganarse el puesto. Como dijo una vez el rey de España, "Aquí hay que ganarse el sueldo día a día".

(*) especial para Perfil.com