A 100 días de que George Bush diga adiós for ever a la Casa Blanca, Estados Unidos se encuentra en estado de shock. Dicen que cuando alguien sufre un estado así, no conviene moverlo mucho, y debe ser llevado directamente a un hospital. Pues bien, acá estamos con el Dr. Henry Paulson, cirujano de turno.
Este ex CEO de Goldman Sachs, nacido en la Florida allá por 1946, con estudios de Post Grado (tiene un MBA de Harvard al igual que Bush), ocupa hoy el cargo de Secretario del Tesoro de Estados Unidos, algo así como el Ministro de Economía argentino.
Pero como el movimiento se demuestra andando, tal cual escuchábamos de chicos, a Paulson le ha tocado bailar con una situación brava, y parece que día a día lo obliga a ir ajustando sus teorías. Ya no es quizás el mismo Paulson que hace dieciocho meses atrás les recomendaba a los Chinos tener un mercado abierto, competitivo y liberalizado, pues así, según el mismo decía, se garantizaba prosperidad, y se anulaba la infeliz intervención del Estado en todos los asuntos...
Increíblemente un año y medio más tarde Paulson es tildado de Socialista por sus colegas. Su objetivo ahora, por el contrario, fue inicialmente “intervenir” el mercado enfermo y paralizado, desbloqueando la mayor arteria tapada que son los activos tóxicos de los bancos (créditos hipotecarios impagos). Muchos se preguntan a que valor iba a comprar dichos activos. Si los comprara por debajo del mercado, los bancos van a tener que hacer un ajuste importante, y por lo tanto su capacidad de préstamo igual se va a ver reducida. Si los comprara por un mayor valor, luego cuando los venda, generaría déficit fiscal. Es por ello que debido al “riesgo” de la operación, Paulson haya optado por otro camino.
Si de repente compraría acciones de algunos bancos (acá la pregunta del millón va a ser si deja algún otro banco afuera, aunque es posible que se empiecen a prestarse entre ellos mismos), podría atacar a la crisis desde otro ángulo. En vez de quedarse con los créditos hipotecarios con problemas (recordemos que son activos de los bancos), Paulson optaría por añadirles capital a los bancos. Esto incrementaría la capacidad de préstamo (pues estarían más líquidos), y de paso el público sería dueño de las acciones vía el Estado, reestructurarían el sistema, y lentamente irían dando de baja los créditos hipotecarios incobrables.
De comprar acciones de los bancos, Paulson habrá dejado de ser un liberal conservador. Estados Unidos se habrá convertido entonces en una economía con un sistema financiero socializado. Muchos dicen que Paulson en realidad estaría “haciendo un transplante”. Y lo estaría trayendo de Europa, tal cual ocurrió con la crisis bancaria de Suecia de 1992, que bajo las directivas de otro economista llamado Bo Lundgren, Secretario de Hacienda del ex Premier Carl Bildt, consiguió revertirla, sanear el sistema, y recapitalizar la banca (que hoy ya volvió a privatizarse en un 80 por ciento). Un país con una banca fuerte atrae capitales. Así se salvó Suecia allá por los noventas. Algo más: este plan va a durar un tiempo, cambiaría el gobierno y Paulson dejaría de ser el médico de turno.