La agencia calificadora de riesgos Standard & Poor’s echó ayer un baldazo de agua fría al gobierno francés, al rebajar un escalón la nota de la deuda soberana a largo plazo del país galo. La calificación pasó de “AA+” a “AA” debido a debilidades económicas como la baja recaudación fiscal y el desempleo, sumadas a las dudas sobre la capacidad del gobierno de François Hollande para hacer frente a la crisis.
El informe de S&P señala que Francia tiene magras previsiones de crecimiento económico y que el aumento del paro limita el margen de maniobra fiscal y la capacidad de hacer reformas del gobierno, y añade que los pasos dados hasta ahora, por ejemplo en la reforma de las pensiones, son “insuficientes”.
La decisión de S&P fue recibida con malestar por el gobierno francés. Hollande respondió que no modificará su política. “Mantendré la estrategia, que es la nuestra, y el rumbo, que es el mío”, declaró en París durante una visita a la sede del Banco Mundial en la capital francesa.
El análisis de S&P afirma que “es improbable que mejore el crecimiento del sector privado sin nuevas reformas estructurales”, y agrega que el escaso crecimiento económico está limitando la capacidad del gobierno para consolidar sus finanzas. Además, afirma que el elevado desempleo resta el apoyo de la población a nuevas medidas fiscales y estructurales significativas. La agencia comentó que las políticas económicas de Hollande no redujeron los riesgos de que la desocupación permanezca por encima del 10% hasta 2016. El desempleo alcanzó el mes pasado el 10,5%.
La nueva nota AA equivale a una especie de “sobresaliente menos” en la clasificación de S&P, primera agencia de riesgos en quitar a la segunda economía de la zona euro la mención de honor crediticia AAA en enero de 2012, en plena crisis de deuda. Luego siguieron sus pasos las otras dos agencias que dominan el negocio de la medición de riesgos a nivel internacional, Moody’s y Fitch. El recorte de S&P llega en el peor momento para Hollande, cuya imagen positiva cayó a su nivel más bajo desde que asumió. Además, la rebaja de la calificación contrasta con la evolución que se registra en otros países europeos.