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fracaso en el congreso

Humillante derrota de Trump: no pudo anular el Obamacare

Los “halcones” republicanos forzaron al gobierno a retirar de la Cámara Baja la votación de la reforma del sistema de salud, impulsado por Barack Obama. El presidente mostró que no domina a su base aliada.

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En baja. El fracaso de la reforma que impulsaba demostró que pese a tener mayoría en el Congreso, tendrá problemas para aprobar sus propuestas. | AFP y AP
De nada le valieron sus famosas dotes de negociador, ni el ultimátum que lanzó a legisladores de su propio partido: Donald Trump sufrió ayer una humillante derrota política al verse obligado a retirar de la Cámara de Representantes su proyecto de reforma del Obamacare por no tener los votos asegurados para aprobarla ante una “revuelta” republicana.

“Lo he retirado”, admitió Trump poco antes de la hora prevista para la votación, luego de que el titular de la Cámara, Paul Ryan, le confirmara que no podía garantizarle los 216 votos que necesitaba el proyecto para ser aprobado.

La ley se debía haber votado el jueves, pero ante la evidente división en el bloque republicano la decisión fue postergada para ayer. En una reunión el jueves, miembros destacados del equipo del presidente habían dicho a los parlamentarios republicanos que Trump había decidido que el tiempo para negociar se había acabado.

Furioso por la derrota, el mandatario dijo ayer que el Obamacare “estallará” y se mostró dispuesto a seguir buscando una alternativa. “El país acabará teniendo una gran ley de salud una vez que el desastre de Obamacare explote por los precios desorbitados de las primas de los seguros médicos”, dijo.

“Probablemente ahora vamos a movernos de inmediato hacia la reforma fiscal”, dijo Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca, luego de culpar a los demócratas por la “falta de apoyo”. “Estuvimos muy cerca” de aprobar la controvertida reforma del modelo de salud pública, agregó.

La decisión de retirar la reforma significa que la Affordable Care Act (ACA), el sistema de salud pública impulsado por Barack Obama –y cuya derogación fue una de las grandes promesas de campaña de Trump y los republicanos– seguirá en vigencia por ahora.

“Es una victoria para nuestro país y para los norteamericanos. Es un día de mucho entusiasmo para nosotros, dijo Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja. “Nosotros estamos orgullosos de esta ley”, agregó.

Dudas. La derrota de Trump, a manos de legisladores de su propio partido (ver recuadro),  arroja serias dudas sobre su capacidad de alcanzar acuerdos en el Congreso para impulsar otros temas centrales de su agenda, como la reforma impositiva o las inversiones en infraestructura, pese a contar con mayoría propia.  

Se trata de una derrota personal.
El presidente había asumido en primera persona las negociaciones, llamando por teléfono o convocando a la Casa Blanca a por lo menos 120 legisladores para pedirles su voto por la reforma. Les ofreció grandes concesiones y luego, exasperado, los amenazó y adelantó la votación. “O votan la reforma, o continúa el Obamacare”, dijo. Y perdió.

Otro que vio gravemente afectado su capital político es Paul Ryan, el presidente de la Cámara, que participó de la elaboración del proyecto, al punto tal que la iniciativa era llamada “Ryancare”. “No voy a edulcorar lo que pasó. Es un día muy decepcionante para nosotros”, dijo Ryan.

“Estábamos a punto de lograr una ambición que todos hemos tenido durante siete años (desde que se aprobó la reforma de Obama) y nos quedamos un poco cortos”, admitió. “Vamos a vivir con la Obamacare. Sigo creyendo que nuestra reforma era el mejor camino”.

Dificultades.
El proyecto era de muy difícil resolución. Los republicanos moderados temían perder votos ya que la nueva versión del plan, según un estudio de la Oficina Presupuestaria del Congreso, un organismo apartidario, iba a dejar sin seguro médico a 14 millones de personas en 2018 y a 24 millones en una década. Los “halcones” lo rechazaban por entender que era un avance del gobierno sobre la sociedad civil, que anula la libertad de elección y ahonda el déficit, y respondía al mismo espíritu de “izquierda” del Obamacare.

Incluso si aprobaban la propuesta, los republicanos afrontaban una batalla difícil en el Senado, donde conservadores y moderados también han amenazado con rechazar la ley.