INTERNACIONAL
john bolton y mike pompeo

Idas y vueltas de Trump ante Irán por la tensión con los ‘halcones’ del gobierno

El asesor de Seguridad Nacional y el secretario de Estado perdieron puntos tras el fracaso del alzamiento en Caracas. Pero impulsan una imprevisible línea dura ante los ayatolas.

20190517_1412_internacionales_CP38 Agencia Ap
Jugar con fuego. El portaaviones Abraham Lincoln rumbo al Golfo Pérsico y un ejercicio militar de la Guardia Revolucionaria iraní. Los “neocon” republicanos quieren empujar al presidente a una escalada de conflictos. | ap

El fracaso del alzamiento militar en Venezuela golpeó duramente la influencia de los “halcones” John Bolton y Mike Pompeo ante Donald Trump, lo que se refleja en las ambigüedades de la política norteamericana hacia Irán.
Mientras el asesor de Seguridad Nacional y el secretario de Estado golpean los tambores de guerra ante los regímenes de Caracas y Teherán, el presidente parece más decidido a no apartarse de su política aislacionista y de reducción de las tropas en el exterior.
Desde hace un año, Bolton y Pompeo han sido las figuras públicas del gobierno de Washington detrás de la campaña de “máxima presión” contra Teherán. Pero el propio Trump ha enviado señales contradictorias sobre la actitud a seguir ante Irán.
“Tengo bandos diferentes en mi gobierno. Quiero decir: tengo a halcones como John Bolton, pero tengo a otras personas que son un poco más palomas que él. Y, en definitiva, yo tomo las decisiones”.
Consultado el jueves sobre si Estados Unidos se encaminaba a una guerra con Irán tras el aumento de las tensiones, se limitó a decir “espero que no” y un día antes había afirmado estar seguro de que Teherán “querrá hablar en breve”.
Pero las palabras del presidente contrastan con varias medidas de su administración, que especialistas atribuyen a los halcones. El año pasado, Trump denunció el acuerdo nuclear con Irán y reimpuso sanciones a ese país. Y el 5 de mayo, precisamente Bolton anunció el envío de un portaaviones y bombarderos B-52 pesados a la región, así como el retiro del personal diplomático no imprescindible de la embajada en Irak, citando amenazas de grupos armados iraquíes respaldados por Irán.
La tensión es muy alta. En los últimos días, cuatro buques petroleros, incluyendo dos sauditas, fueron alcanzados por drones en la costa de Emiratos Arabes Unidos, y un oleoducto también saudita fue atacado por los rebeldes hutis de Yemen.
Y ayer, un oficial de la poderosa Guardia Revolucionaria recordó que los misiles iraníes pueden “fácilmente alcanzar a barcos de guerra” en el Golfo Pérsico, o en cualquier otro lugar de Medio Oriente.  
“Nuestros misiles tienen un alcance de 2 mil kilómetros, y pueden atacar cualquier blanco en la región”, dijo Mohammad Saleh Jokar a la agencia iraní Fars.

Loco. Para el especialista Augusto Salvatto, “la relación de Trump con Bolton se viene deteriorando desde el fracaso de la estrategia en Venezuela y por ende la influencia que tenían los halcones republicanos se está viendo muy afectada”.
Para Salvatto, investigador del Centro para Estudios Internacionales de la UCA, esto no es una sorpresa, “ya que tienen concepciones muy distintas de cómo debería ser la estrategia de política exterior norteamericana. Bolton es partidario de las intervenciones para promover la democracia mientras que el presidente quiere comprometer la menor cantidad de recursos y tropas en el exterior, y no tiene ningún interés en promover la democracia”.
“Está claro que la estrategia de Estados Unidos en los últimos años es intimidar a sus adversarios jugando con la supuesta imprevisibilidad de Trump, lo que Nixon llamó la ‘teoría del loco’”, agrega el analista.
“En el caso iraní, Bolton no es más que parte de este juego diplomático, y lo hace incluso más creíble. Pero su influencia real está muy debilitada básicamente porque Trump desconfía de sus intenciones en Irán y Venezuela desde un principio”, concluye.

Petróleo y guerra fría. La línea dura impulsada por los halcones en Venezuela e Irán tienen el inocultable aroma a la nueva guerra fría que Bolton y Pompeo sueñan  librar: tanto Rusia como China son firmes aliados de chavistas y ayatolas.
Moscú es el principal respaldo de Nicolás Maduro, y así se lo hizo saber esta semana Putin a Pompeo en Socchi: el  presidente instalado en Miraflores es el último legítimo y cualquier solución a la crisis venezolana pasa por reconocer eso. China, por su parte, tiene miles de millones de dólares invertidos cuyo pago quiere asegurar.
Además, Teherán y Moscú son firmes aliados del régimen de Bashar al Asad en la guerra civil siria, y China, golpeada ya por las sanciones comerciales de Trump, se preocupa por la posibilidad de un conflicto mediooriental que bloquee el estrecho de Ormuz, por donde pasan los buques que transportan el 50 por ciento de sus importaciones energéticas (ver nota en esta misma página). No por casualidad el canciller iraní visitó ayer Beijing en busca de gestiones para el fin de la tensión.

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Contra la prensa. A pesar de que días atrás admitió que a menudo debe “moderar” a Bolton, Trump, fiel a su estilo, atribuyó las supuestas disidencias en el seno de su gobierno a la mala fe de la prensa por su “cobertura fraudulenta y altamente inexacta de Irán”.
Pero esos mismos informes, agregó, tuvieron un efecto positivo.  “Al menos, Irán no sabe qué pensar, lo que en este momento puede ser algo bueno”, tuiteó el presidente.
Sin embargo, en Teherán parecen tener pocas dudas, como demostró un tuit reciente de Hessamoddin Ashena, un asesor del presidente Hassan Rouhani, dirigido al propio Trump, y con una alusión al vistoso bigote blanco de Bolton.
“Usted quiere un acuerdo mejor con Irán. Parece que en cambio lo que van a conseguir es una guerra. Eso pasa cuando usted escucha al bigote”, tuiteó Ashena.

Los sauditas quieren “ataques quirúrgicos”

Un periódico alineado con la familia real saudita pidió ayer a Estados Unidos que realice ataques “quirúrgicos” contra Irán en represalia a lo que considera amenazas de Teherán. El Arab News publicó un editorial en inglés en el que sostiene que, después de los incidentes de esta semana contra blancos sauditas, el próximo paso lógico “serían ataques quirúrgicos” norteamericanos, como los que Trump ordenó en el pasado contra el régimen sirio ante la sospecha de que utilizaba armas químicas contra civiles.  
“Es evidente que las sanciones no están enviando el mensaje correcto”, escribió el diario, que durante años fue editado por varios miembros de la familia real.

Acusación. Arabia Saudita acusó explícitamente a Irán de haber ordenado los ataques contra los oleoductos sauditas perpetrados hace dos días y reivindicados por los insurgentes yemenitas hutis pro iraníes. Lo informaron los medios sauditas citando al viceministro de Defensa, el príncipe Khaled ben Salman, uno de los hijos del rey Salman. “Estos ataques demuestran que las milicias hutis son solo un instrumento del régimen iraní para llevar adelante su política expansionista”, tuiteó el viceministro, hermano del heredero al trono, Muhammad bin Salman, que calificó los ataques como “actos terroristas ordenados por el régimen de Teherán”.