Tras el anuncio del gobierno de Estados Unidos de terminar con la política “pies secos, pies mojados”, que permitía que los cubanos inmigraran legalmente al llegar al país, el nerviosismo y la incertidumbre se apoderaron de la comunidad cubana que reside en el estado de Florida. La decisión, inesperada pero al mismo tiempo poco sorprendente, llegó en los últimos días de Barack Obama en la Casa Blanca y forma parte de los esfuerzos del presidente estadounidense para normalizar las relaciones entre los dos países.
“Al tomar esta medida, estamos tratando a los migrantes cubanos de la misma manera en que tratamos a migrantes de otros países”, dijo Obama en una declaración el jueves. Tras esta decisión, los cubanos que intenten entrar ilegalmente a los Estados Unidos ahora podrán ser devueltos a Cuba, según explicó en un comunicado la Casa Blanca.
El presidente electo Donald Trump todavía no ha comentado sobre el reciente cambio, pero en febrero del año pasado declaró a un diario en Tampa que era “injusto” que algunos inmigrantes pudieran entrar al país legalmente, mientras los de otros países no podían hacerlo.
“Yo conozco a muchos cubanos en los Estados Unidos que están muy nerviosos por el cambio porque crea una nueva serie de dificultades para aquellos que se quieren ir de Cuba”, declaró a PERFIL Peter Hakim, presidente emérito de Inter-American Dialogue, un centro estadounidense que se enfoca en análisis de política en el hemisferio occidental. “Me parece un paso lógico, porque ya no se podía justificar igualmente el tratamiento especial a los inmigrantes cubanos”, agregó.
Críticas. El diario en español El Nuevo Herald consideró ayer en su editorial que la derogación de la política migratoria es una “concesión” de Obama al mandatario cubano, Raúl Castro, que había exigido su fin. La junta editorial del diario aseguró que se trata de una decisión “sorprendente de última hora”.
En tanto, la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. se declaró “decepcionada” por el fin de ese beneficio, al señalar que “la violación de los derechos humanos básicos sigue siendo una realidad para algunos cubanos”.
Pero quitar la política “pies secos, pies mojados” no significa que los cubanos han perdido totalmente el tratamiento preferencial entre los inmigrantes. Todavía seguirá en vigor la Ley de Ajuste Cubano, que permite obtener la residencia legal al año de estar en Estados Unidos. Sólo el Congreso puede revocar esa ley.
Datos del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense indican que casi 55 mil inmigrantes cubanos obtuvieron la residencia en 2016, un 70% más que en 2014, cuando comenzó el proceso de deshielo.