Ramadi, Irak.- Al menos 20 personas murieron hoy en un atentado suicida en Ramadi, foco de la insurrección sunita en Irak, mientras militares estadounidenses e iraquíes se enfrentaban a las milicias radicales de Moqtada Sadr en el sur del país. Esta nueva ola de violencia se produjo a sólo unos días del cuarto aniversario del derrocamiento de Saddam Hussein y cuando el plan de seguridad de Bagdad empieza a extenderse a otras regiones.
El atentado con coche bomba contra un retén policial en Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, al oeste de Bagdad, también dejó 30 heridos, precisaron las autoridades. Dos policías figuraron entre los muertos.
En Diwaniyah (180 km al sur de Bagdad), una persona murió y 19 resultaron heridas en violentos enfrentamientos entre milicianos radicales chiitas del Ejército de Mahdi, partidarios de Moqtada Sadr, y las fuerzas iraquíes y estadounidenses, según el ministerio iraquí de Defensa.
Unos 1.400 soldados iraquíes y la 25 división aerotransportada norteamericana fueron movilizados para esta operación bautizada "Aguila negra" y presentada como una "respuesta a la violencia que amenaza con desestabilizar la región", según un comunicado del ejército estadounidense.
Las fuerzas de seguridad iraquíes y soldados estadounidenses lanzaron varias operaciones, registraron casas, detuvieron a sospechosos e incluso bombardearon la zona desde el aire. En varias ocasiones se toparon con los milicianos y hubo que decretar un toque de queda.
La violencia de los enfrentamientos aumentó en el transcurso de la mañana y todos los accesos a la ciudad fueron cortados. Los estadounidenses se congratularon por la voluntad política iraquí: "en lugar de dar muestras de inestabilidad y ceder a la intimidación, el gobierno iraquí y las fuerzas de seguridad actuaron y respondieron valientemente a las amenazas de la milicia", subrayó el coronel Michael Garrett.
Estos enfrentamientos son "consecuencia de las redadas y detenciones de miembros del Ejército de Mahdi por parte de las tropas de ocupación", declaró por su parte un miembro de la oficina de Moqtada Sadr en la ciudad santa chiita de Nayaf (160 km al sur de Bagdad), al condenar "la entrada repentina e injustificada de las tropas de ocupación en zonas residenciales".
Los enfrentamientos entre milicias y fuerzas regulares, habituales en Diwaniyah, ya costaron la vida a unos 20 soldados y decenas de milicianos en agosto de 2006.
Férreo rival de los estadounidenses, a los que critica a menudo y con los que pidió a sus partidarios que no colaboren, Moqtada Sadr continúa apoyando sin embargo al gobierno de Nuri al Maliki, en el que tiene seis ministerios.
Desde la implantación en febrero del plan de seguridad de Bagdad que prevé el despliegue de otros 30.000 militares estadounidenses antes de junio, las milicias sadristas casi desaparecieron de las calles de la capital.
Por último, el Ejército Islámico de Irak, uno de los principales grupos guerrilleros sunitas del país, pidió al jefe de Al Qaida, Osama Bin Laden, que intervenga para terminar con las actuaciones de la facción iraquí de la red terrorista, la Organización de Al Qaida en Mesopotamia, en un comunicado publicado en internet.
En este texto, el Ejército Islámico de Irak critica duramente a Al Qaida en ese país y le imputa principalmente los "asesinatos de más de 30 miembros" de otros grupos yihadistas sunitas.