INTERNACIONAL
Un mal del nuevo siglo

Japón: aumentan los suicidios y los asesinatos como consecuencia de la depresión y el aislamiento

Tomohiro Kato, el joven de 25 años que el domingo asesinó a siete personas en las calles de Tokio, ya había intentado suicidarse en el 2006. Hay varios casos similares.

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| AFP

Cuando Tomohiro Kato se rindió ante la vida, su desesperación se convirtió en locura y lo llevó a apuñalar a los siete inocentes que el domingo pasado hacían compras en las calles de Tokio. "Estoy cansado de la vida", dijo, al ser detenido.

Este joven de 25 años, que el lunes por la mañana ocupó la tapa de los principales diarios del mundo, no es el único asesino aleatorio cuyo motivo fue la falta de esperanza.

Según los expertos, algunos de estos “desesperanzados” optan por el suicidio, mientras que otros, quizás menos convencidos, eligen canalizar su deseo de morir a través de la muerte de otros. En Japón, la pena de muerte se ejecuta en la horca.

Ya en el 2006, Kato había dado señales de que no todo era color de rosa en su vida. Antes de estrellar su auto contra una pared, envió mensajes de texto a sus conocidos anunciando que iba a suicidarse. No tuvo éxito: su auto era demasiado fuerte.

No es el primer caso de este tipo que sacude a Japón. Hace justo siete años, Mamoru Takuma, de 37 años, mató a ocho niños e hirió a otros 18 con un cuchillo en la ciudad de Ikeda. Cuando fue sentenciado, confesó que quería acabar con su vida siendo condenado a la pena de muerte. Takuma logró su objetivo sólo un año después de su condena.

Seiji Otomo, de 40 años, también intentó matarse al atropellar a tres personas con su camión en 2006 en la ciudad de Sendai. Al ser arrestado, dijo que la desesperación lo llevó a terminar involucrando a terceros.

En su editorial de hoy, el diario Mainichi Shimbun analiza el fenómeno: "Nada puede ser una excusa para asesinar, pero deberíamos prestar más atención al aislamiento que sentían muchos de los asesinos".

El récord de suicidos en Japón es otra muestra de ello, añade. La razón puede estar en la falta de apoyo social en medio de la creciente urbanización nipona y en los cambios en el mercado laboral y la estructura social.

Quienes llegan desde las regiones rurales tienen dificultades para armar una red social o simplemente para hacerse amigos. Mientras saltan de un trabajo temporal a otro, no tienen tiempo de socializar.

Además ha colapsado la estructura familiar tradicional. En el pasado, las diferentes generaciones de familias compartían una casa y se apoyaban, pero hoy se vive en aislamiento, lo que hace difícil hablar de los problemas y la ansiedad.

Kato reconoció en un boletín de Internet que no tenía amigos. Y cuando alguien le dijo que se pusiera precio, aparentemente explicó: " No valgo nada. Pertenezco a la basura, aunque la basura es más valiosa porque puedes reciclarla".

Yukiko Nishihara, del Centro de Prevención de Suicidios de Tokio, señaló que los mensajes que Kato puso en Internet anunciando sus crímenes eran un grito de socorro que nadie escuchó. "Sus notas muestran que él quería que alguien notara su presencia", señala.

En una de las sociedades más seguras del mundo, como es Japón, cuesta comprender el motivo que lleva a algunas personas a cometer crímenes como los asesinatos al azar. Para evitar que se repitan, la policía debe examinar las causas de estos crímenes, subraya el editorial del diario Asahi Shimbun.

Fuente: dpa