Una encuesta del diario Asahi Shimbun Daily reveló que nueve de cada diez japoneses considera que la buena educación está en crisis y que los tradicionales modales nipones están muy lejos de ser lo que eran.
Mientras en gran parte de Occidente la noticia pasaría casi desapercibida, el tema es bastante serio para los japoneses, una sociedad cuya esencia se manifiesta en una serie de reglas implícitas pero estrictas, que establecen las condiciones y formalidades de casi cualquier interacción social.
En Japón, sonarse la nariz en la mesa es imperdonable, hay varias expresiones para pedir permiso y un simple intercambio de tarjetas personales implica una pequeña ceremonia.
Según el sondeo, los millones de personas que todos los días utilizan el transporte público son los mayores responsables de este deterioro de las buenas costumbres: hablar fuerte, mantener conversaciones por celular o ocupar más de un asiento, son algunas de las ofensas más graves.
Maquillarse o leer diarios, comics o hasta revistas pornográficas fueron otras de las prácticas cuestionadas.
Con la intención de intentar frenar esta ola de mala educación, la ciudad portuaria de Yokohama creó un escuadrón de “policías de modales” que recorrerá subtes y colectivos, según informa hoy el diario inglés The Guardian .
Entre otras funciones, estos policías de la buena educación –que en general tienen más de 60 años- pedirán a los jóvenes que cedan sus asientos a personas mayores y a mujeres embarazadas e intentarán detectar transgresiones en materia de modales.
Cada uno de ellos llevará un uniforme de color verde brillante y viajará acompañado por una especie de guardaespaldas, por si algún viajante se toma mal el pedido.
Pero el deterioro de los modales no se ve solamente en el transporte público. Según la encuesta, los malos vecinos están segundos en la lista de culpables y la gente que fuma, en tercer lugar.