Tokio tuvo un comienzo de año poco usual. Días atrás vivió el primer gran simulacro de un ataque balístico ante la amenaza vigente de Corea del Norte. Fue la primera vez que algo así tuvo lugar en la ciudad desde la Segunda Guerra Mundial y ya ha generado controversias. Por un lado, hay quienes opinan que está bien prepararse dadas las circunstancias; pero otros advierten que estas acciones propagan el miedo y demuestran que el gobierno japonés estaría dispuesto a iniciar una guerra.
Para Alberto Matsumoto, profesor y consultor internacional radicado en Japón desde 1990, la situación con Corea del Norte es “preocupante”. Esos misiles “pueden destruir tanto objetivos militares como civiles, pero este juego diplomático de Corea del Norte estaría dentro de un contexto acordado con China y tal vez Rusia”, explicó a PERFIL. En este sentido, señaló que “ambas potencias siempre han tenido una visión de dominio y envidia hacia Japón, incluso el afán de ocuparla, algo que jamás han logrado”.
El simulacro se realizó en varios puntos de la ciudad y afectó a alrededor de 350 personas. A la mañana se anunció por altavoz la “Alerta-J”, que es el aviso al público ante un ataque balístico (sea nuclear o no). La advertencia instaba a las personas a refugiarse dentro de los edificios o en las estaciones de subte. Es la vigésimo séptima vez que el gobierno japonés efectúa un simulacro ante un ataque extranjero, pero esta último tuvo mayor relevancia por ser la primera que se hizo en una gran ciudad.
Luego de finalizada la maniobra del simulacro, Hiroyuki Suenaga, funcionario del gabinete japonés, explicó que la medida fue para educar a las personas sobre qué hacer ante una situación similar, para que estén preparados en cinco minutos. Además, señaló que “un misil de Corea del Norte podría llegar en menos de 10 minutos y la primera alerta llegaría tres minutos después del lanzamiento, lo que nos daría alrededor de cinco minutos para encontrar refugio”. Paradójicamente, el simulacro tuvo una duración de 10 minutos de principio a fin.
En Japón, la amenaza norcoreana se percibe con gran preocupación y es una de las prioridades en los debates parlamentarios. No obstante, para Matsumoto las respuestas que se le pueden dar al problema actualmente son limitadas. “Las gestiones ante los organismos internacionales y países amigos para condenar y presionar a Corea del Norte no son muy eficaces por la sencilla razón de que dicho país sobrevive o hace sobrevivir a su gente con lo mínimo, y todos los ingresos del comercio informal que tiene son para la elite militar y burocrática del régimen dictatorial”, afirmó el académico.
Por otra parte, hay quienes aseguran que estos simulacros son provocaciones y que a partir de ellos “puede desencadenarse una guerra”. “Esto puede verse como algo pequeño, pero es grande y puede ser el comienzo de una guerra”, expresó Tomoko Ito a la CNN. Ito es una de las tantas personas que integraron las protestas contra el simulacro en Tokyo bajo la acusación de que el gobierno japonés está haciendo usos políticos de la amenaza norcoreana.
Lo cierto es que, más allá de los simulacros, Japón tiene instaladas baterías antiaéreas para interceptar misiles y el presupuesto en defensa para este año ha llegado a cifras record.