Bajo un sol radiante, la ciudad de Estocolmo celebró el casamiento de la hija menor de los reyes de Suecia, la princesa Magdalena, con el financista neoyorquino Christopher O'Neill.
La ceremonia, celebrada en el Palacio Real, reunió a casi 200.000 suecos en las calles de la capital y una veintena de representantes de la realeza mundial, entre otros 600 invitados.
Vestida por el modisto Valentino, la princesa de 30 años rompió el "hechizo" de princesa triste y despechada que se ganó hace dos años, cuando debió suspender su matrimonio con un abogado al publicarse sus aventuras con otras chicas. Su vergüenza la llevó casi a esconderse en Nueva York, donde conoció a su ahora marido.
Christopher, nacido en Londres y de religión católica, no adoptó la ciudadanía sueca ni recibió titulo real, aunque aceptó que su suegro, el rey Carlos XVI Gustavo, lo condecorada con la tradicional "Orden del Serafín". En una ceremonia que reunió elementos del catolicismos y el protestantismo sueco, Christopher dijo "I will" ("Sí, quiero" en inglés) cuando el obispo le preguntó si deseaba casarse con la hija de los monarcas. Magdalena, por su parte, respondió en sueco: "Ja".
La boda fue oficiada por Lars-Göran Lönnemark, obispo emérito, y por Michael Bjerkhagen, capellán de la Corte Real, la capilla (Slottkyrkan) del Palacio Real, una construcción del siglo XVII que sirvió, a lo largo del tiempo, como escenario de cinco bodas principescas.
Tras la ceremonia, se oyeron 21 salvas de artillería desde las instalaciones militares de Skeppsholmen mientras los recién casados saludaron a una pequeña congregación de suecos en una de las puertas del palacio. La cadena de televisión sueca SVT mostró imágenes de cientos de ciudadanos reunidos en torno al recorrido que los novios realizarán en carruaje de caballos.
Los futuros reyes de Noruega y Dinamarca, los príncipes de Luxemburgo y Eduardo de Inglaterra fueron algunos de los miembros de la realeza que asistieron, aunque la prensa sueca puso mayor interés en la esposa de Alberto de Mónaco, Charlene, cuya presencia en solitario disparó nuevamente las alarmas sobre una crisis matrimonial.
La otra fuente de comentarios fue la novia del príncipe Carlos Felipe (hermano de Magdalena), Sofía Hellqvist, una antigua actriz de cine erótico y stripper que, según los especialistas de la Casa Real sueca, será la protagonista de la siguiente boda real.
Terminada la ceremonia, los recién casados recorrieron un trayecto de 350 metros en la isla de Gamla Stan, el casco histórico de la capital sueca, desde el Palacio Real hasta el muelle de la isla de Riddarholmen. Desde este punto, iniciaron un recorrido en barco hacia el Castillo de Drottningholm, donde la princesa nació en 1982 y donde hoy se celebraba el banquete de boda.
(*) Especial para Perfil.com