INTERNACIONAL

La convocante homilía final del Papa en Río: "El Evangelio es para todos"

Francisco encabezó la misa al cierre de las JMJ ante unos tresmillones de jóvenes peregrinos ycon "vista al mar".

"Jesús te llama a ser discípulo en misión. A la luz de la palabra de Dios que hemos escuchado, ¿qué nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan, sin miedo, para servir".
| AFP

El papa Francisco ofició este domingo en la célebre playa de Copacabana una misa multitudinaria al borde del mar, en su séptimo y último día en Brasil, y en la cual medios locales calcularon una asistencia de más de tres millones de personas.

"Jesús te llama a ser discípulo en misión. A la luz de la palabra de Dios que hemos escuchado, ¿qué nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan, sin miedo, para servir", comenzó su homilía el Papa Francisco.

Y dirigiéndose a los jóvenes, dijo: "En estos días aquí en Río, han podido experimentar la belleza de encontrar a Jesús y de encontrarlo juntos, han sentido la alegría de la fe. Pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en su vida o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde.

"Puede que alguno piense: 'No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el evangelio?'. Querido amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías, un joven como ustedes, cuando fue llamado por Dios para ser profeta. No tengan miedo. Cuando vamos a anunciar a Cristo, es él mismo el que va por delante y nos guía. Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: 'Yo estoy con ustedes todos los días'. Y esto es verdad también para nosotros. Jesús no nos deja solos, nunca les deja solos. Les acompaña siempre", expresó.

"Evangelizar es dar testimonio en primera persona del amor de Dios, es superar nuestros egoísmos, es servir inclinándose a lavar los pies de nuestros hermanos como hizo Jesús. Vayan, sin miedo, para servir. Siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del evangelio", agregó.

"Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo. Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes. El Papa cuenta con ustedes". "El Evangelio es para todos", les dijo a los fieles.

Y concluyó: "Que María, Madre de Jesús y Madre nuestra, les acompañe siempre con su ternura. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos".

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El primer Papa latinoamericano fue recibido en la playa por cientos de miles de jóvenes peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que acamparon sobre la arena toda la noche, en una gigantesca vigilia en la que no faltaron cánticos y guitarreadas.

La víspera, al inicio de la vigilia, el Papa argentino, de 76 años, pidió a los jóvenes "meterse en la vida" y no mirarla pasar desde el balcón, ser protagonistas del cambio, interesarse por la política y los problemas sociales y no dejarse ganar por la apatía.

"Los jóvenes en las calles quieren ser protagonistas del cambio. Por favor no dejen que otros sean protagonistas del cambio", pidió ante dos millones de personas que le aclamaban, muchas de ellas llorando, tras recientes protestas callejeras que sacudieron Brasil en demanda de mejores servicios públicos y contra la corrupción y el derroche del gasto público.

Cómo sigue la agenda en la última jornada. Francisco se reunirá en la tarde con el comité de coordinación de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam), integrado por unos 45 obispos, en la residencia de Sumaré, en medio de la exuberante selva tropical atlántica. Allí pronunciará un discurso destinado a los obispos de la región donde nació y vivió casi toda su vida este argentino hijo de italianos, de 76 años.

En Brasil, Francisco ha llamado a la Iglesia a reconquistar a quienes se tornaron evangélicos o viven sin Dios, buscando la sencillez en actos y palabras y trabajando en "favelas, cantegriles, villas miseria" para frenar la sangría de fieles.

Antes de regresar al Vaticano a las 19, su intensa agenda prevé una reunión con los miles de voluntarios de la JMJ en el centro de conferencias Riocentro, en el oeste de Rio, y un discurso de despedida en el aeropuerto internacional, el 15º y último de su visita.