Después de más de tres años de investigaciones, Iñaki Urdangarín, yerno del rey de España, se convirtió este fin de semana en el primer miembro de la realeza que declara en un juzgado, como un ciudadano común. Ante el juez, el esposo de la infanta Cristina se defendió de las acusaciones que pesan sobre él: falsedad documental, prevaricación, tráfico de influencias, fraude a la administración y malversación de fondos públicos. Se estima que son 17 millones de euros los que desaparecieron.
Urdangarin llegó a pie a los juzgados de Palma (Islas Baleares) y habló a los periodistas: "Durante estos años he ejercido mis responsabilidades y he tomado decisiones de manera correcta y con total transparencia. Mi intención en el día de hoy es aclarar la verdad de los hechos y estoy convencido que la declaración de hoy contribuirá a demostrarlo”.
Ya en el banquillo, admitió que se desvinculó totalmente del “Instituto Nóos” (mediante el que habría desviado fondos del Gobierno Balear y el Valenciano) en marzo de 2006, por lo que descargó la responsabilidad de todas las decisiones adoptadas desde esa fecha en su antiguo socio, Diego Torres: "Yo no era el administrador ni emitía facturas". También aseguró que tiene la impresión de que su ex socio le robaba.
Una y otra vez, insistió en que su labor en Nóos era meramente institucional, y reconoció que funcionarios de la Casa Real le instaron en 2006 a que dejara sus negocios privados. En concreto, se le solicitó que “no hiciera negocios con el sector público”; que “no presidiera fundaciones” y que “no mantuviese relaciones comerciales con Diego Torres”. Está comprobado que no hizo caso a las recomendaciones.
El maratónico interrogatorio demandó unas 20 horas en el transcurso de las cuales Urdangarin respondió más de 500 preguntas. De acuerdo con algunos medios españoles, hay tantas pruebas en su contra, que corre serio riesgo de ser enviado a la cárcel, y esto es precisamente lo que piensa hacer el magistrado del Tribunal Supremo, que no tendrá ningún inconveniente en condenarlo: “La gente espera que la justicia sea objetiva, imparcial y rigurosa. Y si hay que meter en la cárcel a Urdangarin, pues se le mete”.
En los alrededores del Juzgado, cientos de personas (antimonárquicos, republicanos, universitarios, independentistas) se manifestaron coreando lemas como "¡Cuidado con la cartera, llega Urdangaríi!" y "¡Viva la República!", o pancartas que decían: “Nóos has robado”, “Borbones a los tiburones”, “Cristina suelta la pasta”, “La monarquía es una porquería” o “Urdangarin, que curre en Burger King”. Una señora lanzó dos huevos contra el auto que transportaba al duque al grito de “¡Sinvergüenzas y ladrones!”.
El escándalo, sin precedentes, generó un huracán de críticas contra la Monarquía española, hasta ahora reconocida como la más prestigiosa de Europa. “Es una situación preocupante que ha ido creando malestar, una sensación de inquietud social porque realmente afecta a la primera institución de este país, a la primera familia de este país”, sostiene Pilar Urbano, periodista y biógrafa de la Familia Real.
El sindicato “Mano Limpias” pidió al juez medidas cautelares para el yerno del rey, como la retirada de su pasaporte o el depósito de una fianza de 5 millones de euros, y apunta a que la infanta Cristina fue “beneficiaria directa” del incremento patrimonial y “conocedora de las argucias financieras fraudulentas” de su marido, por lo que debería ser investigada. “Vivían juntos”, reconoce Pilar Urbano. “La infanta Cristina no sabía nada de esto, es posible, pero el aumento de su fortuna personal, todo eso no puede ser ignorado por una cónyuge que está muy unida a su marido”.
Los principales medios de comunicación se hacen eco ahora de la increíble situación que atraviesa la Familia Real, con el esposo de una posible heredera sentado en el banquillo de los acusados. Según la BBC, “el caso tiene serias implicaciones para el futuro de la familia real”, mientras que el New Yor Times afirma que “el impacto sobre la familia real es significativo, sobre todo porque ya hay elementos de la sociedad, la política y opinión publica en este país que no quieren mantener la monarquía”.
¿Quién es Iñaki Urdangarin? Dos veces medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta y de Sydney, alto, atlético, simpático, Iñaki Urdangarin conquistó a hija del Rey de España -y a gran parte de la opinión pública- a finales de los años '90. “El chico perfecto”, tituló el diario El País en 1997, poco antes de que pidiese su mano.
“Sus amigos y compañeros de equipo se deshacen en elogios cuando hablan de él. Si al menos la mitad de lo que dicen es cierto, doña Cristina ha escogido bien”, dijo el diario. Su suegra, la reina Sofía, también sucumbió a su encanto: “Iñaki es bueno, buenísimo; un hombre atento, cortés, bien educado, y por otra parte muy animado, alegre y dinámico”, le dijo a Pilar Urbano hace cuatro años.
Casados en 1997 en una gran ceremonia en Barcelona, la pareja tuvo cuatro hijos que enseguida cayeron en gracia a la prensa del corazón. Pero casi quince años después, no queda nada del cuento de hadas. La metáfora de Rafael Spottorno, jefe de la Casa Real (“Es como tener un hijo tonto: se le puede querer más o menos, pero no deja de ser hijo tuyo”), sorprende por su aspereza, pero es la demostración del bochorno que siente la monarquía y la división que reina entre sus miembros.
Urdangarín fue apartado de la Casa Real, por decisión de su suegro, y vive bajo constante asedio. Su nombre aparece todos los días en los diarios con nuevas revelaciones que complican cada vez más su situación judicial. El príncipe Felipe (su cuñado) lo acusa de haber llevado a la familia al abismo, el rey no quiere ni escuchar hablar de él, y se cree que se avecinan tiempos mucho más difíciles para la monarquía.
(*) Especial para Perfil.com.