afp/ap/dpa
Desde Pamplona
La sexta corrida de toros celebrada ayer en el tradicional festejo de San Fermín, en la ciudad española de Pamplona, resultó ser la más peligrosa. Un joven estadounidense de 20 años sufrió la extirpación de un bazo luego de que uno de los animales lo corneara durante el encierro, mientras que otras cinco personas resultaron heridas.
El lanzamiento del tradicional “chupinazo”, cohete que marca el comienzo de San Fermín, había dado inicio el domingo a la celebración que se extiende por nueve días. Al grito de “Viva San Fermín”, miles de pamploneses y turistas llegados de todo el mundo acuden al Casco Viejo de la ciudad vestidos de blanco y con los clásicos pañuelos rojos anudados al cuello.
La carrera de ayer fue riesgosa y larga: el encierro se extendió por cinco minutos cuando en general sólo dura dos, ya que uno de los toros quedó suelto luego de caerse al suelo. Al levantarse, el animal embistió a cornadas durante más de medio minuto a un corredor de 31 años, que quedó sujetado a uno de los cuernos.
Fueron segundos dramáticos hasta que los compañeros de carrera lograron separar al toro del muchacho, que sufrió varias heridas pero se encuentra estable. Antes de llegar a la plaza, el animal tuvo tiempo de cornear a otro corredor en el brazo.
El joven norteamericano es el herido que se encuentra más grave: sufrió una cornada en el abdomen con trayectoria ascendente hasta el bazo, con hemorragia interna, según el parte médico facilitado por las autoridades médicas.
Ante la gravedad de la herida, el corredor estadounidense fue sometido a una intervención urgente para extirparle el bazo.
También sufrió heridas graves un español de 42 años que recibió una cornada frontal. Además, fueron trasladados a hospitales de la zona un hombre con cuatro costillas rotas, otro con varias contusiones y un sexto herido con traumatismos en una pierna.
En el encierro, cientos de “mozos” corrieron por las estrechas calles de Pamplona delante de los toros desenfrenados, a lo largo de un tramo de unos mil metros que los separaban de los corrales donde los animales serían sacrificados horas después.
Desde los orígenes de San Fermín, quince personas murieron hasta la fecha en los encierros. La última víctima fue el joven español Daniel Jimeno Romero, de 27 años, que falleció en 2009 cuando un toro le clavó un cuerno en el cuello.
En tanto, el Gobierno español criticó ayer el trato “deplorable” y “vejatorio” hacia las mujeres que se observó en San Fermín. Las imágenes que desencadenaron las críticas fueron tomadas en los momentos previos al “chupinazo”, el lanzamiento del cohete que marca el comienzo de los nueve días de fiesta, en las que un grupo de hombres de diversas edades manoseaban a una joven. El Gobierno no dijo nada, sin embargo, sobre el tradicional sacrificio de toros, una costumbre que ha recibido críticas de muchas organizaciones de la sociedad civil.