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La decisión de Alemania de cerrar las puertas a las negociaciones con Grecia hasta que se haya celebrado el referéndum de mañana generó una ola de controversias a lo largo de toda la Unión Europea.
Tanto Francia como Italia, Inglaterra y España salieron al cruce de los gobiernos más conservadores que apoyan la decisión de Angela Merkel de promover políticas de ajuste.
Mientras la Comisión Europea, junto a Francia, intentaba alcanzar un acuerdo entre Atenas y sus acreedores, el miércoles pasado, Alemania frenó en seco estos esfuerzos.
Este referéndum “podemos esperarlo con calma puesto que Europa es fuerte”, declaró la canciller alemana, “un buen europeo no es aquel que busca el compromiso a cualquier precio”.
Finalmente, terminó recibiendo el apoyo de sus socios de la zona euro, aunque a algunos esa postura aún les cuesta.
El presidente francés François Hollande llamó a retomar el diálogo sin demora y denunciando “las rupturas brutales”.
Guerra fría. Los analistas explican que el disenso entre Alemania y los otros países tiene su razón de ser en la situación interna distinta: “Se le pide a Hollande que sea más flexible, mientras que a Merkel que sea más firme, aunque en el fondo están relativamente cercanos”.
Por otra parte, el gobierno alemán debe asegurarse de que cualquier acuerdo negociado obtenga el apoyo parlamentario, algo que lleva su tiempo y no está garantizado de antemano, sobre todo porque el descontento aumenta en el seno del partido conservador CDU/CSU de Merkel.
Además, se encuentra bajo la presión de varios Estados como Holanda, Finlandia, Eslovaquia o Austria, de los que se convirtió en portavoz y que le exigen mantener la firmeza. Bajo esta misma línea, el ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem, salió a desmentir las declaraciones de su homólogo griego sobre que un acuerdo estaba al alcance de la mano con los acreedores de su país. “Lo sacó de la manga. El análisis del FMI sobre la deuda de Grecia está basado en datos y cifras obsoletos”, aseguró Dijsselbloem a periodistas en La Haya.
Los del sur. En otra postura más alineada a Francia se encuentran los países del sur, como España, Italia y Portugal, donde algunos consideran haber respetado las reglas del juego pagando el precio de sacrificios sociales y políticos, y que Grecia debe hacer lo mismo, y otros se solidarizan con la causa. “Aunque esté lejos de la visión ideológica de Tsipras, de su política económica, de sus trampas, yo le diría: ‘Adelante, Tsipras’. Estamos hartos de esta Europa alemana, de burócratas”, declaró Renato Brunetta, un responsable de Forza Italia, de Silvio Berlusconi.
Furor en las calles. En los últimos días se viene desarrollando una serie de protestas en Atenas contra la Unión Europea. Hay un frente ecléctico –que suma extremas izquierdas y derechas, y que incluye al Frente Nacional francés hasta el emergente Podemos– recorriendo Europa para oponerse a las políticas de austeridad de Bruselas y apoyan el “no”, fomentado por el gobierno heleno.
Con motivos y objetivos totalmente diferentes, algunos de los integrantes de este frente pretenden acabar con la moneda única, mientras que otros, como Podemos, del líder Pablo Iglesias, no están por completo contra la Unión Europea pero sí se oponen a sus políticas de austeridad.