Desde Caracas
El triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias venezolanas del pasado domingo provocó una tempestad política en el chavismo, en cuyo seno afloran los pases de factura por la derrota y se evidencian fisuras entre distintos sectores. El dilema que ahora divide al oficialismo es si rectificar o no el rumbo. Apenas unos días después de los comicios, las críticas de viejos aliados contra la gestión del presidente Nicolás Maduro han aumentado de forma exponencial.
El mandatario achacó la derrota a la “guerra económica”, supuestamente dirigida por la oposición, y admitió que la burocracia y la corrupción afectaron la popularidad de su gobierno. Descargó su frustración por el fracaso electoral contra sus ministros, a quienes exigió que pusieran su renuncia a disposición, y contra los electores dependientes de programas sociales, a quienes amenazó con dejar de otorgarles viviendas por no haberle brindado su “apoyo” en las urnas. “No es tiempo de traición”, se quejó Maduro.
Héctor Navarro y Jorge Giordani, ex ministros de alta confianza del ex presidente Hugo Chávez, figuran entre los primeros chavistas que se pronunciaron contra el actual gobierno tras la contundente derrota oficialista. “Fracasó la dirigencia del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”, dijo Giordani, en una rueda de prensa el miércoles que fue interrumpida por un colectivo simpatizante de Maduro. “Hay responsabilidades políticas; es momento de tomar medidas y no de hacer como el avestruz y esperar que Dios provea”, fustigó.
También Marisabel Rodríguez, ex esposa de Chávez; Eduardo Samán, ex presidente del Instituto de Defensa de las Personas en el Acceso de Bienes y Servicios; y Miguel Pérez Pirela, ex candidato por el PSUV a la alcaldía de Maracaibo, entre otros chavistas, han lanzado sus dardos contra el jefe de Estado venezolano.
En voz alta. En opinión de Rafael Uzcátegui, coordinador general del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), no es extraña esta reacción. “Antes del 6 de diciembre, los cuestionamientos del chavismo se hacían en voz baja para intentar no afectar los resultados de los sufragios legislativos –señaló Uzcátegui a PERFIL–. Tras conocerse la derrota, ya muchos oficialistas no tienen motivos para ocultar su descontento. Se evidencia un chavismo plural”. El analista no descartó que incluso un sector del chavismo descontento con Maduro pueda unirse a proyectos políticos de la oposición. “Se abre la posibilidad de que estos oficialistas se unan a la convocatoria de un referendo revocatorio contra el presidente”, agregó Uzcátegui.
La oposición ganó 112 de los 167 escaños en la Asamblea, suficientes para elegir y remover a los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y a otros altos cargos del Estado. Los parlamentarios opositores también podrían aprobar una Ley de Amnistía para liberar a ochenta presos políticos y convocar a un revocatorio para acortar el mandato presidencial.
La nueva Asamblea tomará posesión el 5 de enero. Sin embargo, aún restan cuatro días de sesiones ordinarias en el actual Parlamento. Diosdado Cabello, presidente saliente de la Cámara, emprendió una carrera ante la pérdida del poder. “No vamos a caer en omisión legislativa –anticipó–. Tenemos que designar a doce magistrados del TSJ”. Con el máximo tribunal a favor del gobierno se podrían restringir algunas decisiones de la Asamblea. La oposición ha calificado esta posibilidad como una “trampa” del gobierno. La batalla recién empieza.