Las economías de China, Brasil y Rusia arrojaron en los últimos días datos desalentadores, que estremecieron las finanzas y el comercio internacional. Tres de los buques insignia de los Brics depreciaron sus monedas, alentaron el temor a una “guerra de divisas” y admitieron caídas en sus niveles de actividad. Las penurias de Beijing, Brasilia y Moscú –tres de los principales socios comerciales de la Argentina–resintieron la competitividad nacional y plantearon nuevos retos económicos para el futuro gobierno.
El término Brics, acuñado por el ex ejecutivo de Goldman Sachs Jim O’Neill, parece perder su vigencia. Aquellos países dejaron de ser las estrellas emergentes de la economía internacional, y ahora el mundo observa con pánico sus debilidades e inconsistencias. “La idea de los Brics pudo haber tenido validez al principio. Sin embargo, después de haber tenido un rápido crecimiento, estos países se conformaron y no aplicaron reformas para resolver problemas estructurales y pasar a un modelo motorizado por el consumo y la innovación”, explicó a PERFIL Julian Cooper, profesor de la Universidad de Birmingham.
Las bolsas de Shangai y Shenzhen cayeron ayer nuevamente: 4,27% y 5,42% respectivamente. El sector manufacturero sufrió la mayor contracción en seis años, según el índice gerente de compras (PMI) que elabora la revista china Caixin. Pese a que en 2014 la economía creció 7,4%, una cifra envidiable para cualquier país desarrollado, se trató del menor índice desde 1990. Para enfrentar esas caídas, el Banco Central devaluó el yuan 4,7%.
Gustavo Girado, economista especializado en China de la UBA y de la Universidad Nacional de La Matanza, descarta la “vulnerabilidad” de su economía. “El crecimiento de China es más lento, pero no es negativo ni mucho menos. Financieramente hay inquietudes, que atribuyo a las dificultades que enfrenta la “occidentalización” de sus pautas de comportamiento. Entre las obligaciones que China se impuso para formar parte de la OMC estaba la de abrir paulatinamente su sistema bancario y financiero. Este es uno de los últimos sectores en integrarse al sistema global, y las dificultades están a la vista”, explicó.
Brasil. La economía del gigante sudamericano está en recesión, tras dos semestres consecutivos de caídas de la actividad (de 0,88 y 1,89 %). El gobierno de Dilma Rousseff implementó un ajuste fiscal para bajar la inflación anual, que llegó al 9,57%.
La caída de los precios del petróleo y las sanciones de Occidente golpearon a Rusia. “El rublo se está depreciando rápidamente, alimentando la inflación”, agregó Cooper.