INTERNACIONAL
nuevo escenario regional

La economía marca el pulso del cambio de ciclo en las tres potencias regionales

Tras una década de hegemonía en Sudamérica, el PT, el chavismo y el kirchnerismo atraviesan su momento más difícil. Desaceleración, frente externo, precios y otras razones estructurales explican su declive político.

En apuros. Dilma Rousseff corre el riesgo de un juicio político. El chavismo de Maduro acaba de sufrir una paliza en las urnas. El kirchnerismo perdió por primera vez una elección presidencial.
| Cedoc

Desde el ya célebre “no al ALCA” en la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata, el kirchnerismo, el Partido de los Trabajadores (PT) y el chavismo lograron construir una alianza cuya hegemonía primó en las tres potencias de Sudamérica durante la última década. Desde entonces, la dinámica política regional estuvo signada por el protagonismo casi excluyente de dichos gobiernos en la escena latinoamericana. Hoy, por primera vez y en simultáneo, las tres fuerzas atraviesan su momento más difícil y se ven expuestas a un cambio de ciclo político. Detrás de las apostillas del poder a las que se suele apelar para explicar el nuevo escenario, existen razones económicas que revelan una dimensión más estructural de la cuestión.
En la Argentina, el kirchnerismo acaba de perder una elección presidencial por primera vez en doce años. En Brasil, el PT de Dilma Rousseff y Lula da Silva enfrenta una crisis política que podría acabar en un proceso de impeachment contra la presidenta. En Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro sufrió una paliza en los comicios legislativos y el Ejecutivo chavista quedó en la cuerda floja.
Será trillada, pero la máxima de Bill Clinton sigue vigente: “Es la economía, estúpido”. Las convulsiones políticas en la región van en paralelo a una transformación del teatro económico. “Estamos ante un cambio de ciclo económico a nivel mundial que impacta en la región –explicó a PERFIL el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb–. El quiebre ocurrió en los últimos tres o cuatro años, luego de un breve rebote tras la crisis global. Entramos en una etapa de crecimiento a menor velocidad, amesetamiento de los precios de las commodities, desaceleración de China y cierta recuperación de los Estados Unidos que empuja a la apreciación del dólar. Todo eso tiene impacto en los emergentes y en la expansión de los países de la región”.

Números. A partir de 2012 y 2013, el “tridente” sudamericano experimentó una fuerte contracción del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI). En nuestro país, las “tasas chinas” quedaron lejos y, en los últimos cuatro años, el promedio anual de expansión estuvo apenas por encima del 0%. Brasil pasó 2014 en recesión técnica y terminará este año con una caída de más de 3% del producto, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La tendencia en Venezuela ha sido similar, aunque mucho más aguda: llegará a fines de 2015 con un derrumbe del 10%.
El frente externo es otra clave explicativa. “Ocurren dos cosas: caen los precios internacionales, y al mismo tiempo, el comercio crece menos que el PBI a nivel mundial”, subrayó Sica. En efecto, si se observa la evolución de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) en relación con el PBI, en los tres casos se comprueba que, en los últimos cuatro años –incluso antes en Brasil–, la tendencia ha sido hacia la reducción del saldo favorable o la irrupción de un saldo desfavorable.
Aunque con grandes matices, tanto la Argentina como Brasil y Venezuela registraron en los últimos años tendencias alcistas en los índices de precios internos a los consumidores. En el caso brasileño, aunque los aumentos fueron más moderados que en nuestro país –e incomparables con Venezuela, que terminará 2015 con una inflación de 160%–, este año redundaron en una leve caída del salario real.

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El consumo ha sido una variable clave en la liberación de la tasa de expansión del PBI en la región. Sin embargo, si se mira sólo el consumo de hogares y se obvia el consumo del Estado, se ve que los niveles casi no variaron en la última década, con excepción de Venezuela. Otro componente de la demanda agregada, la inversión total en relación con el PBI, ha caído en los últimos dos o tres años en comparación con los niveles del primer lustro de la década.
En simultáneo, el gasto público total creció de manera constante, como reflejo anticíclico de los gobiernos ante el contexto adverso. Según Sica, el problema es que “tras la mejora de las condiciones sociales en los últimos años, los gobiernos enfrentan demandas populares de mayor calidad y exigencia, pero cuentan con menos recursos fiscales y menos margen de maniobra para estimular el consumo y la prestación de servicios”. Ese dato objetivo también vale para las fuerzas que vienen a reemplazar al kirchnerismo, al PT y al chavismo.