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La inseguridad, el problema del vecindario

A pesar de que continuará creciendo económicamente, el progreso social en América Latina seguirá siendo bajo durante el 2007.

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La economía de América latina seguirá creciendo en 2007, impulsada por la expansión mundial y el alto precio de las materias primas. Para la CEPAL, el crecimiento será del 4,7%, 0,6% menos que el año pasado. Será el quinto año consecutivo de expansión y el cuarto con una tasa superior al 4%.

En lo social, el progreso seguirá siendo bajo y el indigenismo se proyecta como un conflicto creciente. Con este crecimiento, la pobreza y la indigencia sólo bajarán aproximadamente un punto, no mejorará la desigualdad y la mitad del trabajo seguirá siendo informal o en negro, en momentos que más de la mitad de los gobiernos se definen como de izquierda o centroizquierda.

El problema indigenista, combinado con el conflicto social y regional, aparece como un factor de desestabilización en países como Ecuador, Perú y Bolivia.

Sobre todo en este último el conflicto entre el oriente rico, liderado por elites blancas, con el occidente más pobre e indígena, que responde al presidente Evo Morales, quizás sea en 2007 el ejemplo más crítico de este problema. Pero es la creciente inseguridad pública, la demanda social urgente durante 2007. Las pandillas juveniles conocidas como “maras” en Centroamérica, el avance del narcotráfico en México, el control de las cárceles en Brasil por parte del crimen organizado y el crecimiento de la delincuencia en capitales como Buenos Aires, Caracas y aun Santiago de Chile muestran que el deterioro de la seguridad pública es un problema regional.

En América del Sur, Lula y Chávez pugnarán por el liderazgo regional pero sin confrontar. El primero ha sido reelecto en octubre de 2006 por 4 años, y el segundo en diciembre por 6. El presidente de Brasil lidera el proyecto socialdemócrata; y el mandatario de Venezuela, el de izquierda populista.La probable desaparición de Fidel Castro en 2007 dejará la sucesión en manos de su hermano Raúl, quien intentará mejorar la relación con Estados Unidos y aplicar a Cuba el modelo chino-vietnamita, de apertura económica con autoritarismo político. Por su parte, Chávez tratará de ocupar el rol regional que deja Fidel y que no cubrirá su hermano.

En la relación con EE.UU., quizás haya menor inserción económica, pero también menos hostilidad política. Un Congreso controlado por los demócratas no permitirá avances en materia de libre comercio, frenando no sólo el ALCA sino también complicando los acuerdos bilaterales que Washington negocia con Colombia, Perú y Panamá. Pero puede implicar mayor flexibilidad política con Cuba y Venezuela y, por ende, menor hostilidad política. El mayor interés por el tercio de la subrregión que está al norte del Canal de Panamá, de donde provienen nueve de cada 10 votos hispanos, continuará en ascenso en EE.UU., así como también el menor interés relativo por América del Sur.

* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría