INTERNACIONAL
Estuvo en San Pablo

La oposición abrió fuego contra Lula por no ir al debate

Cerró ayer la campaña para los comicios del domingo. Con amplia ventaja, el mandatario no fue a la TV Globo, donde sí estuvieron sus adversarios.

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Los candidatos Geraldo Alckmin, Heloisa Helena y Cristovam Buarque. En el medio, el lugar vaco con el cartel "Lula" | AFP
El presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva cantó victoria anoche bajo el fuego de sus adversarios, que lo acusaron de eludir el debate que cerró la campaña a las elecciones del domingo para no rendir cuentas por los escándalos de corrupción que envuelven a su gobierno.

"Con mucha humildad digo que si todo sucede como creo que va a suceder, seguramente ganaremos la elección del próximo domingo", dijo Lula en un acto en la localidad de Sao Bernardo do Campo, en la periferia de San Paulo, en donde realizó su acto final.

Simultáneamente, en los estudios de la TV Globo en Rio de Janeiro una mesa vacía con el nombre Lula marcó su ausencia en el debate que clausuró la campaña electoral. Hacia esa mesa se dirigían las preguntas y criticas lanzadas por rivales de Lula; el socialdemócrata Geraldo Alckmin, segundo en las encuestas, y Heloisa Helena y Cristovam Buarque, ambos disidentes del Partido de los Trabajadores (PT).

Con amplia ventaja sobre Alckmin, Lula se mantuvo fiel a su estrategia de evitar confrontaciones directas con sus rivales. Prefirió en cambio viajar a Sao Bernardo do Campo, ciudad vecina a San Pablo en donde en los 70 se encumbró como el líder obrero más importante de Brasil.

"No dejaría de venir a este acto por nada del mundo", dijo ante varios miles de seguidores mientras los televisores mostraban a Alckmin, Helena y Buarque acusándolo de negarse a dar la cara por la corrupción del PT.

Lula, que trata de acotar el impacto de un reciente escándalo que complicó su campaña, dijo en una nota que "el grado de virulencia y desesperación de algunos adversarios" lo llevó a desistir de comparecer al debate.

"Con su gesto, Lula mostró que no quiere prestarle cuentas a nadie", dijo Alckmin al cerrar su participación el debate. "Los brasileños no podemos perder la capacidad de indignarnos", remató tras recordar los escándalos de corrupción que desde el año pasado estremecen al gobierno y al PT.

"¿Renunciará al cargo si se comprueban las irregularidades de su gobierno?", preguntó Buarque, que tiene 1% de intenciones de voto, dirigiendo su mirada a la silla vacía.

"¿Porque no vino a explicar los problemas de la salud y la educación?", inquirió a su turno Alckmin.

Heloisa Helena, expulsada del PT en diciembre de 2003 por disentir con la política económica de Lula, repudió la "arrogancia" y "cobardía" del mandatario.

"No tiene autoridad moral para enfrentar" este debate, dijo Helena, que tiene un promedio de 9% de apoyo en las pesquisas.

"Al contrario de él, yo no traicioné a mi clase de origen", dijo la senadora que, al igual que el presidente, nació en cuna pobre.

Lula parecía navegar por aguas calmas hacia la reelección hasta que el 15 de setiembre dos personas del PT fueron descubiertas por la Policía Federal cuando intentaban comprar con 800.000 dólares informes supuestamente comprometedores contra líderes de la oposición socialdemócrata.

El incidente involucró a allegados directos de Lula y miembros de su comité electoral y causó la renuncia del jefe de la campaña Ricardo Berzoini, presidente del PT.

Las encuestas mostraron que si bien Alckmin sacó provecho de ese incidente, las posibilidades de Lula de ganar el domingo se mantienen firmes.

Dos sondeos publicados el miércoles dan a Lula 53% de votos válidos y a Alckmin 35%.

Las encuestas tienen un margen de error de 2 puntos porcentuales, lo cual sitúa a Lula en el límite de los votos necesarios para evitar una segunda vuelta que se realizaría el 29 de octubre. Las simulaciones de ese eventual segundo turno, atribuyen a Lula una cómoda victoria sobre Alckmin.