NUEVA YORK.- Tras su importante victoria en las elecciones legislativas, los republicanos quedaron en posición de cuestionar las grandes líneas de la política exterior del presidente Barack Obama, especialmente en Medio Oriente, China, Afganistán y sobre el control de las armas nucleares.
Con los electores concentrados en temas económicos domésticos, la crisis internacional y los nueve años de guerra en Afganistán habían pasado casi inadvertidos en la campaña electoral. Pero con la mayoría conquistada en la Cámara de Representantes, los republicanos podrán utilizar su nueva plataforma para atacar los puntos débiles de Obama en materia de seguridad nacional, acusándolo de ser blando frente a China o ambivalente con Israel, según los expertos.
"El Congreso siempre da el tono en muchos de estos temas", dijo Steven Clemons, experto de la New America Foundation. "La atmósfera se volverá muy combativa", agregó. "Van a comenzar a protestar por todo lo que está haciendo, y poner obstáculos a todo lo que pretenda hacer", explica el analista.
Como presidente, Obama sigue sin embargo manteniendo mucho poder de cara a la política exterior, y los republicanos no podrán imponer un bloqueo a su agenda internacional. "En nuestro sistema, la política exterior es fundamentalmente territorio del Ejecutivo. Eso no va a cambiar", asegura un alto funcionario del Gobierno.
Sin embargo, los republicanos pueden resultar un dolor de cabeza mediante la aprobación de resoluciones, frenando nombramientos diplomáticos y militares, o convocando audiencias legislativas contenciosas o investigaciones.
"Va a ser un caos", anticipa Clemons. Ante la creciente ansiedad de la opinión frente al poder económico de China y a un resurgimiento del nacionalismo económico --tanto de izquierda como de derecha-- los legisladores probablemente van a "transmitir la necesidad de ejercer mayor presión sobre China en cuestiones comerciales y monetarias", opinó Stephen Flanagan, del Center for Strategic and International Studies.
Sobre la diplomacia de Medio Oriente, algunos analistas opinan que Obama probablemente tenga más dificultades para convencer a Israel de suspender las colonizaciones en Cisjordania tras el triunfo de los republicanos en las legislativas. Israel goza de un importante respaldo en el Congreso y los legisladores republicanos ya acusaron a Obama de perjudicar a un aliado vital exigiéndole el congelamiento de las colonizaciones.
Se espera que los republicanos también renueven sus críticas contra la Casa Blanca sobre Irán, manifestando impaciencia ante los esfuerzos para evitar que Teherán se dote del arma nuclear. La ola republicana también podría llevarse el tratado nuclear entre Estados Unidos y Rusia, a menos que el Senado logre adoptarlo en su sesión final actual, opinaron los analistas.
Sobre Afganistán, Obama seguramente también será objetivo de ataque de los republicanos, que impugnarán sus intentos para negociar un acuerdo de paz que incluya un papel para los talibanes en la mesa de negociaciones. "Todo ese proceso va a ser muy criticado", opinó Clemons, aunque es cierto que en muchos casos hasta ahora los republicanos han sido un respaldo más sólido de la guerra que los aliados demócratas de Obama.
El respaldo republicano al esfuerzo de guerra seguramente seguirá en pie, a pesar de las protestas iniciales por la retirada de tropas planificada para julio de 2011, estimó Thomas Donnelly, del American Enterprise Institute. La nueva mayoría republicana deberá por su parte lidiar con la emergencia del nuevo sector conservador del Tea Party, cuyos puntos de vista en materia de política exterior siguen siendo una gran interrogante.
Algunos de sus miembros cuestionan la tradición republicana de promover a Estados Unidos como una superpotencia global. Muchos en el Tea Party profesan un aislacionismo que implica una hostilidad abierta hacia todo lo que sea acuerdos o tratados multilaterales, así como un marcado escepticismo sobre la ayuda al desarrollo y la diplomacia en general.
Fuente: AFP