Al-Amara, Irak (AFP) - La calma volvió la mañana del sábado a la ciudad de Al-Amara, en el sur de Irak, donde una serie de enfrentamientos entre milicianos chiitas radicales y la policía iraquí dejó 18 muertos en los dos últimos días, según periodistas en el lugar.
Los milicianos armados desaparecieron de las calles controladas por la policía y la vida retoma su ritmo normal. La noche estuvo en calma y ningún enfrentamiento fue reportado.
Un grupo de 200 o 300 milicianos se apoderó ayer viernes de algunas calles tras haber destruido tres puestos de policía.
Tras dos días de enfrentamientos entre la policía y la milicia del dirigente radical Moqtada Sadr, el Ejército del Mehdi en Al-Amara (al sur de Bagdad), el balance el viernes por la noche era de 18 muertos, 10 de ellos rebeldes, y 97 heridos, según fuentes médicas.
El ejército iraquí envió refuerzos a la ciudad y Gran Bretaña puso en alerta a un grupo de combate de 600 hombres, listo para intervenir cuando las autoridades iraquíes lo solicitaran.
El vocero militar británico, comandante Charlie Burbridge, indicó el hoy sábado que 2.300 soldados iraquíes habían sido desplegados en la ciudad, y 700 más esperaban en el exterior.
"La situación es de absoluta calma, pero sigue siendo muy tensa. Todo podría comenzar de nuevo en cualquier momento", indicó el portavoz, que se encuentra en Basora.
Violencia fratricida. Los incidentes comenzaron la mañana del jueves en esta ciudad chiíta tras el arresto del hermano de un comandante del Ejército del Mehdi. Este último es acusado de causar la muerte del director de los servicios de información de la policía de la ciudad y de tres de sus colaboradores con una bomba artesanal a principios de la semana.
El primer ministro, Nuri Al-Maliki, y Moqtada Sadr, enviaron delegaciones al lugar para poner fin a la crisis. Estas dos delegaciones se encontraban aún en la ciudad este sábado.