ap/dpa/afp desde Nueva York
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer la esperada resolución para el desmantelamiento del arsenal químico de Siria, luego de que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) diera el visto bueno al plan de trabajo de los inspectores internacionales que llegarán a más tardar el martes a Damasco para comenzar a investigar el material químico que el gobierno de Bashar Al Assad tiene almacenado.
En tanto, Naciones Unidas anunció ayer en un comunicado que sus expertos investigarán siete ataques distintos con armas químicas, tres de los cuales habrían ocurrido luego del 21 de agosto, cuando la comunidad internacional reaccionó por el uso de ese armamento y las imágenes de centenares de víctimas mortales.
Entre las denuncias enviadas al secretario general de la ONU tanto por el régimen como por la oposición sobre el uso de armas químicas en varias regiones, “siete se han considerado susceptibles de ser investigadas”, indicó el comunicado donde se cita el nombre de los lugares. “La misión de Naciones Unidas sobre el presunto uso de armas químicas en Siria continuó trabajando el viernes en un informe completo, que espera tener listo de aquí a finales de octubre”, concluyó la nota.
Los siete lugares incluyen Jan al Asal (una localidad de la provincia de Alepo, donde las dos fuerzas en pugna se acusan mutuamente de haber usado armas químicas el 19 de marzo), Sheij Mahsud (un barrio de Alepo donde se produjo un presunto ataque el 13 de abril) y la ciudad de Saraqeb (noroeste, 29 de abril). También se usaron presuntamente armas químicas en la región de Guta, cercana a Damasco, donde un ataque tuvo lugar el 21 de agosto. La ONU ya confirmó el uso de gas sarín en este episodio. Los otros tres enclaves son Bahariye, cerca de la capital (22 de agosto), Jobar, un barrio periférico del noreste de Damasco (24 de agosto) y Ashrafié Sahanya, en la provincia de Damasco (25 de agosto).
La resolución que aprobó ayer el Consejo de Seguridad no incluye medidas automáticas de castigo, ni económico ni militar, en el caso de que el régimen sirio incumpla con las demandas de la comunidad internacional. Esa omisión deja a Rusia, que se opone a las sanciones, como el árbitro de lo que finalmente ocurra en la zona de conflicto.
El texto incluye la posibilidad de que los países “puedan decidir medidas bajo el Capítulo VII de la Carta de la ONU”, pero añade que eso requeriría previamente una nueva votación en el Consejo de Seguridad, donde Moscú, como los demás miembros permanentes, tiene derecho de veto.
De todos modos, el presidente estadounidense Barack Obama consideró ayer que “el hecho de que se haya alcanzado un marco que se votará, que será legalmente vinculante, viable, ejecutable, y que dispone consecuencias en caso de incumplimiento, es una victoria potencialmente enorme para la comunidad internacional”. El mandatario sostuvo que hubiera sido difícil llegar a este punto “si no hubiera sido por una creíble amenaza de acción (militar) de Estados Unidos”.
Maduro apoyó a Damasco
El presidente venezolano Nicolás Maduro reveló ayer que habló telefónicamente con su par sirio, Bashar Al Assad, a quien le reiteró su apoyo contra los “ejércitos terroristas armados por el imperio norteamericano” que supuestamente enfrenta.
Maduro también aseguró que Al Assad enviará una delegación de alto nivel a los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América para “traer la verdad de Siria a toda América latina” sobre la guerra civil de Siria.