Al estilo de Hinchadas Unidas Argentinas, las barras bravas de los principales clubes de fútbol de Egipto se unieron para enfrentar a la junta militar que conduce el país. Luego de actuar como fuerzas de choque contra la policía en las protestas que derribaron al ex dictador Hosni Mubarak, los “ultras”, como se autodenominan los barras egipcios, dejaron atrás rivalidades históricas y acordaron una tregua para concentrar sus esfuerzos contra el gobierno. Los protagonistas del inusual pacto son los hinchas del Al Ahly y el Zamalek, un Boca-River árabe.
Una semana antes de que el fútbol egipcio quedara en el ojo del huracán, los White Knights (Caballeros Blancos) del Zamalek habían tendido un puente a los Ultras Ahlawy del Al Ahly desde su página de Facebook. “Convocamos a poner fin al derramamiento de sangre y a la reconciliación y la unidad por el bien de Egipto”, escribieron los barrabravas en un comunicado. Los aficionados del Al Ahly respondieron positivamente. En las protestas posteriores a la tragedia de Port Said del miércoles, ambas hinchadas desplegaron codo a codo sus respectivas banderas.
Los fanáticos del Al Masry, el equipo chico que dio el batacazo contra el Al Ahly el día de la masacre, no se quedaron afuera. Los primeros informes habían señalado a los Ultras Green Eagles del Al Masry como principales responsables de la violencia en Port Said. Sin embargo, luego de los incidentes, los Eagles denunciaron la presencia de matones infiltrados en sus filas, convocaron a una marcha contra el gobierno militar y expresaron su “respeto a los que murieron por Egipto”.
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