Sin movilización popular de alta intensidad en las calles, el partido de Venezuela se juega en los cuarteles. Luego de que el gobierno de los Estados Unidos explicitara esta semana que considera negociar con alguna fracción de la Fuerza Armada venezolana, el generalato volvió a cerrar filas con Nicolás Maduro. El líder opositor Juan Guaidó llamó ayer a sus seguidores a movilizarse a las unidades militares para invitar a la tropa a pasarse de bando. Pero la foto verde oliva del día la consiguió otra vez Maduro, quien se mostró junto a toda la cúpula castrense y a unos 5.300 soldados en el centro de entrenamiento del Pao, en el noroeste del país.
Allí les pidió a los uniformados que se prepararan para una eventual intervención militar de los Estados Unidos. “Hay que estar listos y prestos para defender la patria con las armas en la mano si algún día el imperio norteamericano osara tocar esta tierra”, dijo Maduro, quien llamó además a estar alerta frente a los “traidores” en la Fuerza. El martes pasado, un grupo de militares de la base aérea de La Carlota, en Caracas, se había unido a Guaidó luego de la liberación a la fuerza del dirigente opositor Leopoldo López, quien estaba preso en su domicilio.
Guaidó no logró que la operación provocara una fisura en la conducción de la Fuerza Armada, pese incluso a que la Casa Blanca dejara sugerido que pactar con algún sector militar venezolano está en su bandeja de opciones. El asesor de seguridad nacional de Donald Trump, John Bolton, aseguró el martes que Washington mantuvo negociaciones frustradas con el ministro de Defensa de Maduro, el general Vladimir Padrino López, para que rompiera con el gobierno. Pero el chavismo negó la existencia de la conspiración y Maduro ratificó a Padrino.
Una vez apagada la intentona opositora, los generales venezolanos reiteraron su lealtad a Maduro. El propio Padrino se mostró ayer junto a él en el centro de entrenamiento del Pao, en el estado de Cojedes. Allí Maduro se refirió a los cincuenta militares que se alzaron el martes en respaldo a Guaidó. “Ya vimos a un puñado de traidores en la Plaza Altamira, se llevaron las ametralladoras y los fusiles, se robaron las ametralladoras y fusiles para apuntarlos contra la Fuerza Armada y el pueblo”, dijo Maduro.
Tras ponerse al volante de un vehículo militar blindado sobre la explanada del Pao, Maduro habló mano a mano con algunos de los soldados que lo acompañaban, mientras su discurso se transmitía por cadena nacional. “Se lo dije a los generales y los almirantes ayer: lealtad, quiero una lealtad activa. Confío en ustedes, pero ojo pelado, un puñado de traidores no puede manchar el honor, la unión, la cohesión y la imagen de la Fuerza Armada”.
Desde afuera. En paralelo a las presiones cruzadas sobre los militares, los actores internacionales interesados en el “problema venezolano” siguen con su propio tira y afloja. Con más o menos énfasis, China y Rusia fungen como el único verdadero reaseguro del gobierno chavista ante la estrategia de desgaste de Washington y la amenaza latente de intervención estadounidense. Cuba, por su lado, conserva influencia sobre el devenir de la crisis debido a sus vínculos con el alto mando militar.
El gobierno de la isla insistió ayer en defender el diálogo sin injerencias externas para resolver el conflicto en Venezuela, un día después de que el Grupo de Lima lo invitara a participar en la búsqueda de una solución. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha criticado antes los “propósitos injerencistas” contra Venezuela del Grupo de Lima.
Asesinato de uniformados
En un confuso episodio, dos policías y cuatro militares, entre ellos un general, fueron asesinados ayer en el norteño estado venezolano de Aragua. Los informes oficiales sobre el episodio no incluyeron ningún detalle acerca de los agresores, las armas que utilizaron o si alguno de ellos resultó herido o muerto. Sin embargo, medios de la zona señalaron que el ataque lo habría cometido un grupo del crimen organizado con alto poder de fuego. Según la versión oficial, los efectivos habían respondido a un llamado de los vecinos que hablaban de un “atentado terrorista”, cuando fueron emboscados por el grupo armado. Entre los muertos hay un general de brigada, director de la Escuela de Formación de Tropas Profesionales de la Aviación Militar.