INTERNACIONAL
Se entregaron los premios ms bizarros

Los Ig Nobel a la ciencia imposible

La ceremonia se realizó en la sede de la Universidad de Harvard durante la misma semana en que se brindan los galardones suecos. Los premiaron descubrieron por qué los pájaros carpinteros tienen dolores de cabeza y que el hipo se termina con un dedo en el recto.

default
default | Cedoc
El hombre viste un impecable frac pero un sombrero de plumas rojas gigantes lo delata: está recibiendo un premio Ig nobel, en la categoría Ornitología. Su nombre es Philip May y junto a Ivan Schwab dedicaron demasiadas "horas laboratorio" a descubrir por qué los pájaros carpinteros no sufren dolores de cabeza.

La escena sucedió el jueves en los Estados Unidos en el marco de una entrega de premios a la ciencia loca, la misma semana en que los premios más deseados por los científicos contemporáneos, los Nobel de Suecia, recayeron en las manos de los notables seleccionados.

¿Tiene hipo? El particular trabajo de un israelí y de un norteamericano, del Colegio de Medicina de la Universidad de Tennessee y del Centro Médico de Haifa (Israel), respectivamente, fue reconocido en la categoría Medicina. Ellos revelaron que la reacción compulsiva que nos hace tener hipo puede curarse con un curioso método: con la introducción de un dedo en el ano del paciente. El estudio llevó por tituló Terminación del hipo mediante un masaje rectal digital.

El premio Ig nobel contribuirá a la historia del periodismo. Tanto es así que para la categoría Literatura, Daniel Oppenheimer, de la Universidad de Princeton, fue premiado por su estudio Consecuencias del erudito vernacular usado respectivamente de necesidad: Problemas del uso innecesario de palabras largas.

Uno de las estatuillas más festejadas fue la dedicada a la Paz: Howard Stapleton, de Merthyr Tydfil, pergeñó un "repelente electromecánico para la prevención de adolescentes en estado de rebeldía", un aparato que provoca un ruido molesto diseñado para ser escuchado por adolescentes pero no por adultos.

Organizada por la revista Annals of Improbable Research, una publicación de humor científico estadounidense, la entrega de premios se desarrolló en uno de los salones de una de las academias más importantes del mundo, la Universidad de Harvard.

Cada año los impulsores de Improbable Research -Investigaciones Imposibles- reafirman su leit motiv, trabajar por “inventos que hagan reír a la gente pero que luego las haga pensar” con el fin de que los grandes y los niños se interesen por la ciencia.