Mañana en Brasilia asume Dilma Rousseff, la nueva presidenta del Brasil ante la presencia de más de cuarenta mandatarios. Pero también en Brasil incluyen en ese cifra a los que tendrían que haber venido y no estarán presentes, y se mencionan casos de “no invitados”.
Desde distintos rincones del planeta ya están llegando las visitas oficiales. Estados Unidos envía a la Secretaria de Estado Hillary Clinton. También está por arribar Felipe de Borbón de la Corona española. Entre los latinos más conocidos estarán Sebastián Piñera, Evo Morales, Hugo Chávez y José Mujica.
Desde Portugal llega el primer ministro José Sócrates y notablemente –debido al origen del apellido Rousseff-, Bulgaria también estará presente con la presencia del primer ministro Boyco Borisoff.
Pero los medios brasileños también están anotando quiénes no vendrán. Como se sabe, la presidenta argentina Cristina Fernández por razones personales se quedará en Argentina y en su lugar estará presente el canciller Héctor Timerman, si es que no hay algún cambio de último momento.
Aunque para los medios locales la ausencia “más significativa” es la del presidente francés Nicolás Sarkozy y su esposa Carla Bruni. Sarkozy solo enviará al ministro de Defensa Alain Juppe. Según las fuentes parisinas, Sarkozy está molesto con Lula da Silva. El francés se había involucrado directamente para una venta de 3.000 millones de euros relacionada con los aviones cazas Rafale, y recordemos que Lula había sido “invitado de honor” en Francia inclusive para los actos oficiales del feriado que recuerda la Revolución, algo no muy frecuente para un líder latinoamericano en Europa.
Pero Lula, días antes de dejar el cargo, decidió enfriar totalmente la compra de los aviones y dejarle a Dilma la palabra final. Según dicen analistas, los brasileños están dudando del Rafale, porque Francia no lo exportó aún a muchos otros países. Nelson Jobim, el ministro de Defensa de Lula que apoyaba la compra a Sarkozy, no dejará el cargo y el acuerdo con Francia quedó en el “limbo”. Quizás la presencia de Clinton podría representar un giro de acercamiento hacia los Estados Unidos en este punto.
Tampoco estaría en Brasilia para los festejos el presidente de Cuba, Raúl Castro. Notable es además que de todos los presidentes latinoamericanos, hubo uno al cual ni lo invitaron. Se trata de “Pepe” Lobo, de Honduras. Brasil no lo reconoce aún como un presidente legítimo. Aunque los brasileños para evitar mayores roces, tampoco invitaron al ex presidente Zelaya (recordemos que se quedó en la embajada brasileña en Tegucigalpa varios meses).
También llegó al Brasil Mahmoud Abbas el presidente de Palestina, agradecido con la decisión del Brasil de apoyar a su país como un Estado independiente. Vino a inaugurar una nueva embajada de
Palestina y se quedará todo el fin de semana para las ceremonias de asunción de Rousseff. Otros invitados interesantes son el Jefe de Gobierno de Corea del Sur, Lee Myung Bak, el primer ministro de Senegal, Souleymane Ndéné Ndiaye, y el ex premier japonés, Taro Aso.
En política exterior por ahora Rousseff mantendría en Itamaraty a los mismos asesores de Lula. Marco Aurelio García permanecería en su cargo de asesor de asuntos internacionales y el ex embajador en Washington, Antonio Patriota, que volvió al país durante este año, será el nuevo canciller.
Para la ceremonia se utilizará un Rolls Royce modelo 1953, obsequiado por la corona británica donde Dilma será rodeada por un grupo de guardia de mujeres de los cuerpos de seguridad oficial.