El gobierno del primer presidente negro en la historia de los Estados Unidos llega a su fin. Mañana asume el excéntrico Donald Trump la primera magistratura del mundo libre y, al igual que otros grandes líderes de Estados Unidos, aunque con distintos tiempos y contextos, Barack Obama hizo historia.
El término del desgaste político no entra en el análisis de su gestión. Con dos mandatos en la Casa Blanca, ocho años en los que siempre estuvo en minoría en el Congreso y se vio forzado a negociar todo con el partido Republicano, se retira del Salón Oval con el 65% de aprobación según una de las últimas encuestas realizadas por la CNN.
Muchos especialistas coinciden en que primero, entre sus hechos más destacados, se encuentra la salida de la crisis financiera del 2008. A pesar de la quiebra de distintas entidades financieras reconocidas mundialmente como Lehman Brothers, la administración de Obama logró bajar el desempleo al 5.3%, alcanzar un crecimiento del 2% anual y terminó con un dolar forlatecido.
Otra iniciativa que marcó su gobierno fue el lanzamiento del Obamacare. A pesar de ser una potencia y parecer el país perfecto, en Estados Unidos la gente pagaba más que la mayoría de las personas del mundo por recibir atención médica. Gracias a esta reforma, más del 90% de los estadounidenses consiguieron cobertura médica por primera vez en sus vidas.
El ultimo, y no por eso menos importante, es un hecho internacional de suma trascendencia. Obama reactivo las relaciones diplomáticas con Cuba. En un gesto contundente de estrechar lazos, en julio de 2015 ambos países reabrieron sus embajadas las cuales estuvieron cerradas durante 53 años.
El famoso Pacto Nuclear con Irán también es otro de los objetivos cumplidos. El acuerdo establece un plazo de 10 años para que Irán desarrolle un programa nuclear limitado tanto en su tamaño como en sus investigaciones. Sólo puede trabajar con un tercio de sus centrifugadoras nucleares y tendrá que limitar sus reservas de uranio enriquecido.