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vuelve camelot a la casa blanca?

Los Obama y los Kennedy: ni tan distintos, ni tan iguales

Un matrimonio joven que invita a creer que los grandes sueños, ¿es una realidad o una necesidad de aferrarse a un nuevo mito? Fotogalería. Galería de fotos

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| Cedoc

La comparación entre los Kennedy y los Obama sobrevuela en el aire. La presencia de la hija de JFK y Jackie O., Caroline Kennedy en la convención demócrata diciendo "Dondequiera que voy los ciudadanos me cuentan que Barack Obama les hace sentir la misma esperanza que mi padre, como presidente, les inspiraba", abona estos pensamientos. Su tío, el senador Ted Kennedy se expresó en el mismo  sentido y en los Estados Unidos hay una sensación de que el mito de Camelot renace.

Podría hacerse una lista con las similitudes, más allá de lo dicho por la hija de los Kennedy respecto de lo que generan en la población. La juventud, una de las marcas de los Obama aunque los Kennedy tenían varios años menos cuando llegaron a la Casa Blanca. De hecho Jackie fue de las primeras damas más jóvenes del mundo con 31 años, mientras que Michelle Obama tiene 44.

Además de tener dos hijos cada uno de los matrimonios, las publicaciones de moda se han encargado de señalar los paralelos entre el look de las dos mujeres. O mejor dicho, de la adopción de pies a cabeza del mítico "estilo Jackie" por parte de Michelle Obama. Desde el peinado hasta los vestidos sin mangas, pasando por las infaltables perlas y los tailleurs. Sólo faltaría que a sus niñas algún ex presidente les regale un caballo llamado Macaroni como el que Lyndon Johnson le obsequó a Caroline Kennedy cuando era pequeña.

Aunque tanto Michelle Obama como su marido distan mucho de tener los orígenes aristocráticos que marcaron la llamada leyenda de Camelot: Barack Obama no desciende poderosa dinastía de Boston (fue criado por una madre soltera y su padre era un estudiante oriundo de Kenia). Tampoco su esposa proviene de una familia acomodada como los Bouvier: su padre trabajaba en la empresa estatal de agua de Chicago.

Jackie fue periodista hasta que se casó con JFK, Michelle nunca abandonó su trabajo como abogada y luchadora social. Ya la llaman "Jackie 2.0". Si de trazar paralelos se trata, quizás sería más realista hacerlo con los Clinton: dos abogados jóvenes de familia de clase media. También a Hillary y a Bill los comparaban con los Kennedy y un año y medio antes de la muerte de Jackie O, la por entonces primera dama estadounidense le pedía consejos sobre diversos temas, pero especialmente en lo que respetaba a la crianza de su hija Chelsea, hoy toda una mujer, según la misma Hillary cuenta en su autobiografía.

Pero para enfocarse en la comparación inicial y dejando de lado a los Clinton, hoy los debates televisivos entre candidatos presidenciales son una práctica común, pero fue JFK quien los inauguró junto a su oponente Richard Nixon. En ese momento, igual casi como ahora, la economía del país (en manos republicanas), estaba en plena recesión, un gran argumento para todo opositor.

JFK enamoró en la pantalla televisiva mientras que Nixon triunfó en la radio. Según Eduardo Calgano, experto en opinión pública, "el rostro con el arquetipo de joven norteamericano, sonriente y vigoroso fue un plus. El especialista recuerda que Nixon tenía rasgos severos, que podrían identificarse con el villano de las películas de cowboys".

Hoy, el "muchachito" es claramente Obama y John Mc Cain, por su edad y su biografía, podría ser identificado como el "duro" aunque de todos modos muy respetado y admirado por su trayectoria y por ser héroe de Vietnam. Habrá que ver qué sucede cuando debatan.  En lo que es puramente político, las más frecuentes comparaciones se hacen no con John F. Kennedy si no con su hermano Bob, asesinado en en 1968, luego de haber ganado las primarias en California. Ambos senadores sin demasiado pasado pero con una gran conexión con los más necesitados. El recientemente desbaratado intento de magnicidio es otro punto a comparar.

La lucha racial estaba encabezada en ese entonces por Martin Luther King, también asesinado y la llegada de Obama, varias décadas después a la candidatura presidencial dicen mucho de lo que se ha logrado. Quienes no están de acuerdo con que se haga un paralelo entre JFK y Obama sostienen que, en primer lugar, la amplia experiencia del primero en la arena internacional deja al senador por Illinois en gran desventaja, algo que intentó ir corrigiendo con golpes de efecto como su multitudinario acto en Berlín.

Durante las primarias, Hillary Clinton acusaba a Barack Obama de estar vendiendo a los votantes "Un cuento de Hadas" por no explicar cómo y con qué medios concretaría sus promesas. Ted Kennedy dijo en la convención demócrata: "Se nos dice que Barack Obama cree demasiado en una América de elevados principios y de valientes esfuerzos, pero cuando John Kennedy nos propuso ir a la Luna, no insinuó que fuera un destino demasiado lejano".

En general, y aunque haya opiniones en uno u otro sentido, es una comparación que da más mística a la campaña y se suma a la que el candidato ya posee per se. Y la pregunta del millón es, cuando las expectativas son tan altas, cómo hacer para no defraudarlas una vez instalado Barack Obama en el Salón Oval.

(*) Editora de Perfil.com