INTERNACIONAL
ecos del brasilerazo

Lula dijo que hubo fascistas en las masivas protestas de Brasil

El ex presidente aseguró que la extrema derecha se infiltró en las marchas de los jóvenes. También criticó al “envejecido” PT.

Indignados. Jóvenes de Brasil sorprendieron a Dilma Rousseff.
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afp/ap/dpa
Desde San Pablo
Lula da Silva alertó ayer sobre la infiltración de grupos de extrema derecha en las manifestaciones masivas que conmocionaron al país, al tiempo que reconoció que el Partido de los Trabajadores (PT) está “envejecido”.
El ex dirigente sindical apuntó contra las protestas de millones de jóvenes en todo el país, que repudiaron a la clase política y reclamaron por mayor salud, educación y un mejor transporte público. El fundador del PT aseveró que hay grupos “fascistas y de extrema derecha” dentro de las columnas de manifestantes que se lanzaron a las calles en junio, pero rescató la importancia de las mismas al considerarlas un factor que favorece a la transformación del país.
Las declaraciones llegaron luego de que tres personas resultaran heridas el viernes en nuevos choques en San Pablo, protagonizados por los indignados brasileños y la policía.
La ola de indignación popular, que también se manifestaba en contra de los millonarios gastos para la organización del Mundial de Fútbol de 2014, generó una pronunciada pérdida de popularidad de Rousseff, que cayó del 57% al 30% de aprobación.
En declaraciones publicadas por el diario Folha de Sao Paulo, Lula admitió también que el oficialismo necesita renovarse y conquistar a los jóvenes indignados. “La verdad es que fuimos quedándonos viejos, y nos preguntábamos: ¿adónde estaban los jóvenes en nuestros partidos?, ¿cómo nos comunicamos con ellos?”, opinó el ex presidente. “Estos movimientos nos tomaron por sorpresa a todos, a los partidos de izquierda, de derecha, a todo el movimiento sindical y al movimiento social porque todavía actuamos de forma antigua”, completó Lula, en un discurso pronunciado en el Foro de San Pablo, que nuclea a partidos de izquierda latinoamericanos.
En tanto, el gobierno de Dilma Rousseff comunicó ayer que está dispuesto a sacrificar el crecimiento económico para controlar la inflación. Según le confió el ministro de Hacienda, Guido Mantega, a la revista Veja, “la peor cosa que existe para Brasil es la inflación”. Recientemente, Brasil redujo su previsión para el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 2013 a 3%, cuando antes había previsto un 3,5%.
Por otra parte, la causa judicial que investiga la masacre de Carandirú, que conmocionó a Brasil en 1992 y dejó 111 prisioneros muertos, tuvo ayer finalmente su condena. Veinticinco policías fueron condenados a 624 años de prisión cada uno por estar involucrados en la mayor tragedia carcelaria en la historia de Brasil. “Hubo inequívoco abuso de poder”, aseveró el juez Rodrigo Tellini de Aguirre Camargo, durante la lectura de la sentencia.