INTERNACIONAL
EN LAS ELECCIONES DE 2018

Lula recibió a Dilma y dio a entender que será candidato

El ex mandatario rechazó las acusaciones en su contra. Anunció que desde el lunes recorrerá el país y que hará su campaña “en las calles”.

Balcón. Lula, Marisa –su mujer– y Dilma saludan a la multitud en San Bernardo dos Campos, San Pablo. Rotundo apoyo de la presidenta. <br>
| Ricardo Stuckert / Instituto Lula

Agencias
Desde San Pablo

“Si están precisando a alguien para comandar la tropa, está aquí”. Estas palabras de Luiz Inácio Lula da Silva, pronunciadas después de haber sido interrogado por la Justicia, dan a entender que finalmente se ha decidido y será candidato presidencial por su amado Partido de los Trabajadores en las elecciones generales de 2018, para tomar la posta de quien fuera su creación política, la presidenta Dilma Rousseff.

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Ayer, Dilma tomó un avión desde Brasilia hasta San Pablo, y desde allí un helicóptero hasta San Bernardo dos Campos, el suburbio donde vive Lula, para ser una de las cientos de personas que se agolparon ante la casa del ex presidente en desagravio por la “conducción coercitiva” que sufrió el viernes, cuando una patrulla policial lo llevó a declarar en el marco de las investigaciones por el escándalo de Petrobras.

“La presidenta fue a ver a Lula como gesto de solidaridad y apoyo”, dijo una vocera del gobierno. Dilma permaneció una hora en el deparamento de Lula, al que llegó acompañada por el ministro Jaques Wagner, y fue saludada por los manifestantes que se agolpaban en la calle al grito de “No va a haber golpe”. El diputado petista Vicente Paulo da Silva reveló que, en el encuentro, Dilma y Lula “hablaron sobre el abuso cometido ayer (por el viernes) por el juez Sergio Moro”, en alusión a la declaración que el ex presidente debió dar.

El mismo viernes, Dilma ya había hecho una defensa enfática de Lula, uno de los interrogados en la fase 24 de la operación Lava Jato. Además de divulgar una nota oficial de apoyo, hizo un pronunciamiento tras un encuentro con gobernadores, en el que se dijo “indignada” con la acción de la Policía Federal.

Amor o espanto. Sin embargo, no todas han sido rosas entre Dilma y Lula en los últimos meses. Analistas ven detrás del contundente gesto de apoyo de la presidenta a su antecesor una señal a los militantes del PT de que no ha abandonado a Lula, quien ha criticado aspectos de su política económica. Los dirigentes petistas, por su parte, le hicieron saber a Rousseff que era mejor que no participara de los actos por un nuevo aniversario del PT, el 27 de febrero, ante lo cual la mandataria extendió oportunamente la visita que realizó a Chile.

Sucede que Dilma, acosada por los pedidos de impeachment que tramita el Congreso, no puede sostenerse sin el PT, que aún cuenta con una buena representación parlamentaria. Y el PT es, además, por sobre todas las cosas, Lula. Si la presidenta pierde el apoyo del PT, deberá enfrentar el pedido de impeachment como tuvo que hacerlo Fernando Collor de Mello, en los años 90, sin un partido grande para apoyarla. Lula, por su parte, es consciente de que Dilma poco puede hacer para impedir las investigaciones en su contra, pero sabe muy bien que si la presidenta cae, su situación será aún más difícil.

En campaña. Ante este panorama, es evidente que Lula, que aún goza de una gran popularidad, ha decidido redoblar la apuesta e ir por la presidencia en los próximos comicios. “Quiero comunicar a los dirigentes que están aquí que a partir del lunes estoy dispuesto a recorrer todo el país”, afirmó el viernes en uno de los actos que se realizaron tras la declaración que debió prestar en el aeropuerto paulista de Congonhas.“Soy consciente –agregó– de lo que puedo hacer por este pueblo y tengo conciencia de lo que ellos quieren de mí”. En ese acto, al menos cinco mil eufóricos  petistas recibieron a Lula en el Sindicato de los Bancarios, entre ellos el presidente del partido, Rui Falcão, y el alcalde paulista, Fernando Haddad.

No quiso ser ministro

La prensa brasileña afirmó ayer que, cuando el avance de las investigaciones permitían suponer que Lula iba a ser convocado a declarar,  o tal vez ir a prisión, Dilma Rousseff le ofreció ser ministro de su gabinete. Los ministros, según la ley brasileña, sólo puede ser convocados a declarar previa autorización del Supremio Tribunal de Justicia (STJ), la corte brasileña. Lula, según la versión, rechazó el ofrecimiento -que ya se le había hecho en agosto del año pasado, cuando el Lava Jato comenzó a salpicar su figura- y sostuvo, como lo hizo públicamente, que prefería dar la batalla por su honestidad “en las calles” y no protegido por un privilegio, que sólo lo desprestigiaría más.

Un llamado a manifestarse

Lula da Silva adelantó, al anunciar que está dispuesto a liderar el partido rumbo a una nueva elección, que dará la batalla para defenfer su integridad y ganar los comicios principalmente “en las calles”. “A partir de hoy, la respuesta que puedo dar es ir a las calles y decir: ‘Estoy vivo y soy más honesto que ustedes’”. Después de criticar duramente su convocatoria forzada a declarar –“una provocación banal e imbécil”–, el ex presidente subrayó que “si me queiren derrotar, tendrán que enfrentarme en las calles de este país”. Una manifestación de apoyo al ex presidente fue convocada para el martes próximo, mientras la oposición prepara hace semanas una nueva protesta el 13 de marzo para presionar por la salida de Rousseff del gobierno, acosada por los pedidos de impeachment que tiene a su estudio el Congreso.