La marcha de los "indignados" de Brasil sorprendió al escenario internacional, en donde el país era expuesto como un ejemplo de igualdad social. Sin embargo, el pueblo del vecino país demostró que no permanece indiferente ante la posibilidad de realizar un reclamo al Gobierno, quien debió dar marcha atrás en varios puntos del país con los aumentos al transporte.
Al menos seis ciudades brasileñas decidieron suspender la suba del precio del pasaje tras las multitudinarias manifestaciones en contra del mismo y, además, repudiando los gastos relacionados al Mundial 2014. Sin embargo, en San Pablo continuaba anoche la tensión ya que decenas de miles de manifestantes se mantenían frente a la alcaldía de ese municipio.
La anulación de la suba ocurrió tras la masiva marcha de más de 250 mil personas en una veintena de municipios, en donde se registraron disturbios que provocaron nuevos heridos y detenidos.
En el caso de San Pablo, marcharon unas 50 mil personas este martes. Hacia allí se dirigió de inmediato la presidenta Dilma Rousseff para reunirse con el expresidente Lula. Ambos se encontraron con el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad -también del izquierdista Partido de los Trabajadores- en el aeropuerto de Congonhas para discutir una eventual rebaja del boleto de bus, metro y tren también en esa ciudad, reivindicación que desató el movimiento de protesta en Brasil, indicó el diario Folha de Sao Paulo. No hubo declaraciones después de la reunión.
A un año del Mundial y en momentos en que se celebra en Brasil la Copa Confederaciones, unos 300 manifestantes incendiaron un coche de la televisora Récord situado frente a la alcaldía y un quiosco policial. Fueron dispersados por la policía, que les lanzó gases lacrimógenos y balas de goma. Un hombre fue herido en la pierna. Pero varios regresaron al lugar y saquearon negocios, llevándose joyas, televisores de pantalla plana y zapatos hasta que fueron dispersados nuevamente, constató una periodista de la AFP.
"Es el comienzo de la primavera tropical", dijo a AFP uno de los manifestantes, Givalnido Manoel, en referencia a los movimientos populares en el mundo árabe. Otras protestas tuvieron lugar en una treintena de ciudades más pequeñas, entre ellas Juazeiro do Norte (Ceará, noreste), donde la policía debió colocar al alcalde Raimundo Macedo en un camión de transporte de valores durante horas para protegerlo de una multitud que protestaba contra recortes de sueldo de profesores.
También hubo manifestaciones en Sao Gonçalo, una pequeña ciudad cercana a Rio, en Florianópolis (sur) y Manaos (norte). Porto Alegre (sur), Recife (noreste) fueron algunas de las capitales estatales brasileñas que anunciaron reducciones en el precio del transporte público tras las multitudinarias protestas.
El alcalde de Sao Paulo aceptó este martes revisar la tarifa de los autobuses tras una reunión con integrantes del Movimiento Pase Libre, según los cuales las manifestaciones continuarán hasta que se revoque el aumento.
En tanto, Rousseff se comprometió a escuchar a los 250.000 manifestantes que marcharon el lunes en todo el país. "Mi gobierno está escuchando esas voces por el cambio. Mi gobierno está empeñado y comprometido con la transformación social", dijo. "Este mensaje directo de las calles es de repudio a la corrupción y al uso indebido del dinero público", afirmó la mandataria, que ha despedido de su gobierno a siete ministros acusados de desvío de dineros públicos.