INTERNACIONAL
lucha encarnizada

Más de 300 civiles han muerto en Alepo en las últimas tres semanas

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Restos. Una calle destruida de la ciudad del este de Siria. | DPA
Más de 300 civiles murieron en tres semanas de combates entre el régimen y los insurgentes por el control de Alepo, la gran ciudad del norte de Siria que está dividida en dos, informó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los combates por el control de la urbe causaron la muerte de 333 civiles desde el 31 de julio, cuando los rebeldes lanzaron una gran ofensiva para romper el asedio impuesto por el régimen en el barrio bajo su control situado en el este de Alepo.
Según este balance, 165 civiles, entre ellos 49 niños, perdieron la vida en los bombardeos de los rebeldes contra los barrios gubernamentales situados en el oeste de la ciudad.
Por otro lado, 168 civiles murieron a causa de los ataques aéreos del régimen y los de su aliado ruso así como por los bombardeos que han sufrido los barrios rebeldes, precisó el OSDH.
Por otra parte, 109 civiles murieron en el resto de esa provincia septentrional.

Símbolo. Un hermano de Omran, el niño cuya imagen cubierto de polvo y sangre en una ambulancia se volvió un símbolo de las víctimas civiles de la guerra siria, murió ayer en Alepo por las heridas sufridas en el mismo bombardeo, anunciaron los activistas de Aleppo en el mismo día en que, según fuentes de los rebeldes, otros seis niños de la misma familia fueron muertos junto con su madre en un nuevo bombardeo, en otro barrio de la ciudad martirizada por el conflicto.
“Otra muerte sin sentido de un niño en Siria”, escribió en Twitter Caroline Anning, de la ONG Save The Children, mientras la Syria Solidarity Campaign con base en Londres habló de un “crimen de guerra”.
El hermanito de Omran que murió se llamaba Ali y tenía 10 años. El pequeño, según contó su padre, estaba en la calle jugando con algunos amigos cuando la casa de la familia Daqnish fue atacada.
Omran, que tiene 3 años y no 5, como dijeron en un primer momento los socorristas, estaba sentado junto a su padre en un sillón que se partió por la mitad y fue el primero en ser socorrido de los escombros.