El general retirado Michael Flynn, ex asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, se declaró culpable ayer de haber mentido a investigadores sobre sus contactos con un alto diplomático ruso en diciembre de 2016.
La admisión de culpabilidad representa un verdadero terremoto político para el gobierno de Trump, pese a los esfuerzos desplegados por la Casa Blanca ayer para despegarse del escándalo.
Al ser consultado ayer por un juez del Distrito de Columbia si deseaba declararse culpable, Flynn apenas respondió: “Sí, señor”.
De 58 años, Flynn fue inculpado por ofrecer “falso testimonio” en “un asunto bajo jurisdicción de una rama del Poder Ejecutivo del gobierno de Estados Unidos”, según documentos de la oficina del fiscal especial, Robert Mueller, que investiga el caso.
El impacto de la confesión del general Flynn alcanzó incluso a la Bolsa de Valores de Wall Street, cuyos principales índices cayeron más de 1%.
La confesión de Flynn se enmarca en la investigación que encabeza el fiscal especial, Robert Mueller, sobre la eventual colusión entre el comité de Trump y funcionarios rusos durante la campaña presidencial del año pasado.
En una nota oficial, Flynn dijo que asumía “plena responsabilidad” por sus actos y admitió que como parte del acuerdo con la Justicia pasará a colaborar de buena fe con el equipo de Mueller, precisamente lo que la Casa Blanca más temía.
Nada que ver. Casi de inmediato, el abogado de la Casa Blanca, Ty Cobb, buscó minimizar el rol de Flynn en el gobierno de Trump, al punto de apuntar que ocupó el cargo sólo por 25 días e incluso definirlo como “un ex funcionario del gobierno de (Barak) Obama”.
“Nada en la admisión de culpabilidad o en los cargos implica a nadie más que al señor Flynn”, afirmó Cobb.
No obstante, varios de los documentos divulgados sugieren lo contrario.
A fines de diciembre de 2016, cuando ya había sido seleccionado por Trump para ser asesor de Seguridad Nacional en el gobierno en formación, Flynn mantuvo varios contactos con el entonces embajador de Rusia en Washington, Sergei Kislyak.
Flynn discutió con Kislyak la necesidad de evitar una escalada de tensiones entre Washington y Moscú a raíz de las sanciones que el gobierno de Barack Obama imponía en ese momento a Rusia.
Una vez que el nuevo gobierno asumió el 20 de enero, el Departamento de Justicia alertó a la Casa Blanca sobre esos contactos y advirtió que la continuidad de Flynn lo exponía a ser chantajeado por Moscú.
Así, apenas 10 días después de asumir el cargo de Asesor de Seguridad Nacional, Flynn era ya un problema grave para el gobierno de Trump, siempre aislado, fue sumariamente despedido.
Sin embargo, al ser interrogado por agentes del FBI por orden de Mueller, Flynn mintió sobre esos contactos, y ese falso testimonio obstaculizó la marcha de las investigaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones.
Otros allegados a Trump ya fueron inculpados por el escándalo: Paul Manafort, que llegó a presidir el comité de campaña, y su auxiliar Rick Gates fueron acusados de conspirar para lavar dinero proveniente de gobiernos extranjeros. El operador político Georges Papadopoulos ya se declaró culpable de haber sostenido reuniones con funcionarios rusos para tratar de ensuciar la campaña de la aspirante demócrata Hillary Clinton y haber mentido a las autoridades al respecto.
El “yerno presidencial”, en el ojo de la tormenta
Los contactos que Michael Flynn mantuvo con un diplomático ruso antes de asumir como asesor de Seguridad Nacional, fueron acordados con altos integrantes del equipo de transición del gobierno, según los cargos presentados por el fiscal especial. La agencia AP sostuvo que ese “alto funcionario” es nada menos que Jared Kushner, el yerno del Donald Trump. Según los documentos de Mueller, Flynn consultó con “altos funcionarios” del equipo de transición antes y después de mantener varias conversaciones con el entonces embajador ruso, Sergei Kislyak, con el objetivo de que el Consejo de Seguridad votara en contra de una condena de la colonización israelí, para debilitar al gobierno de Barack Obama. “El 22 de diciembre de 2016, un muy alto responsable del equipo de transición presidencial pidió a Flynn contactar a funcionarios de gobiernos extranjeros, incluyendo Rusia, para conocer su posición sobre la resolución y para influir en esos gobiernos con el fin de retrasar el voto y hacer fracasar la resolución”, afirmó el fiscal Mueller.
“Piensen ante de tuitear”, pide Obama
Barack Obama afirmó ayer que el poder de redes sociales como Twitter, Facebook o WhatsApp está conduciendo a “juicios precipitados sobre temas complejos” y llamó a los líderes políticos a pensar antes de tuitear. “Creo que es importante ser conscientes tanto del poder de estas herramientas como de sus límites”, dijo el ex presidente al ser consultado durante una conferencia en Nueva Delhi sobre los peligros de Twitter, una plataforma en la que su sucesor Donald Trump ha provocado repetidas controversias. En lo que fue considerado como una sutil crítica a Trump, la ex primera dama Michelle Obama pidió recientemente a los asistentes a un evento que cotejaran en lugar de tuitear todo lo que les pasa por la cabeza. “Creo que simplemente estaba dando un consejo general, el mismo consejo que antes oían de sus madres: ‘No diga lo primero que se le ocurre’,” explicó ayer Obama durante el simposio organizado por el diario indio Hindustan Times. “Su padre y su madre lo sabían. Escúchelos. No haga las cosas así. Piense antes de hablar, piensen antes de tuitear”, agregó el ex presidente norteamericano. n