Luis Moreno Ocampo empieza a despedirse de La Haya. Luego de nueve años de trabajo como primer fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), el jurista argentino terminará su mandato en junio de 2012. Aunque Moreno Ocampo consiguió instalar a la CPI como un actor de peso en el terreno de la Justicia internacional, varios especialistas hacen un balance gris de su gestión y cuestionan su estilo de conducción. En un diálogo con PERFIL, el ex fiscal del juicio a las juntas respondió a las principales críticas de los expertos sobre su performance al frente de la fiscalía.
La semana pasada, los Estados que suscriben el Estatuto de Roma eligieron como sucesora de Moreno Ocampo a Fatou Bensouda, una jurista de Gambia. La elección de una africana para el cargo fue una clara señal dirigida a la Unión Africana que busca subsanar la desconfianza de ciertos países de Africa hacia la CPI, luego del paso de Moreno Ocampo por el organismo. Ocurre que todos los procesos judiciales que abrió la fiscalía en estos años involucran a líderes africanos y no hay casos que investiguen a líderes de países de otros continentes.
“El hecho de que las siete investigaciones de la CPI se centren en abusos cometidos en Africa pone en duda su reputación como un verdadero tribunal internacional”, escribió David Kaye, director del Programa de Legislación Internacional en Derechos Humanos de la Universidad de California, en un artículo que publicó Foreign Affairs bajo el título “¿Quién le teme a la Corte Penal Internacional?”. Como otros analistas, Kaye considera que Moreno Ocampo puso a la fiscalía al borde de la politización al no avanzar contra actores mundiales más poderosos.