Brampton, Canadá - Las autoridades canadienses denegaron hoy la libertad bajo fianza a Muhammed Parvez, acusado de estrangular a su propia hija, de 16 años, presuntamente por una discusión sobre la negativa de ésta a llevar el velo musulmán al colegio.
Los padres de Aqsa Parvez descubrieron hace poco que su hija, de 16 años, salía de casa vestida con pantalones amplios y velo, pero que al llegar al colegio se quitaba el pañuelo de la cabeza y se ponía unos jeans ajustados.
Según sus compañeros, Parvez comenzó a mostrar magulladuras en sus brazos después de que sus padres supieran lo que hacía. Más tarde, la joven fue asesinada, presuntamente por su padre, según informó Europa Press.
Este asesinato disparó el debate en Canadá sobre el conflicto entre la primera y la segunda generación de inmigrantes, que luchan por mantener los valores tradicionales musulmanes, y el deseo de sus hijos por encajar en la cultura occidental.
En Canadá residen cerca de 750.000 musulmanes.
La Policía informó que Parvez, cuya familia es de origen paquistaní, fue llevada al hospital en estado crítico, donde más tarde murió, después de que su padre realizase una llamada a emergencias en la que reconoció que la había matado.
El vocero de la Policía, Wayne Patterson, comentó que las autoridades trabajan para determinar el motivo del crimen y no quiso confirmar que tuviese que ver con el hijab, el tradicional velo musulmán.
Por su parte, el abogado del padre aseguró que hay "más en la historia que asuntos culturales".
Aun así, los amigos de la joven afirmaron que Parvez estaba pensando abandonar su casa debido a las tensiones que había causado con su familia la decisión de no llevar el velo. Asimismo, comentaron que muchas veces Parvez presentaba moretones y que días antes de su muerte temía que su padre "la matase".
"Ella sólo quería mostrar a sus padres que podés ser religioso, pero también quien vos querés ser", manifestó Alex Prasad, uno de sus amigos y compañeros.
"Sus padres la seguirían a la escuela, o lo harían sus hermanas y después irían a casa y le dirían a sus padres lo que llevaba", dijo Joel Brown, de 17 años. "Ellos venían a la puerta de atrás, a espiarla. Aqsa siempre les tenía miedo, especialmente a su hermano al que algunas veces vio persiguiéndola (..)", añadió.
La tensión con su familia fue demasiado para Parvez, que dejó su casa en varias ocasiones.
En los días previos a su muerte, se estaba quedando en casa de una amiga, Krista Garbutt, y regresó la semana pasada para recoger sus pertenencias y mudarse definitivamente, según Brown.
El joven aseguró que ella estaba asustada por ir a su casa el pasado viernes por que su padre "la mataría", pero que creyó que estaba hablando en sentido figurado.
Fuente: Telam