INTERNACIONAL
obtuvo el 88,7% de los votos

No sólo fraude: las razones de la “victoria” de Al Assad

Más allá de la represión y las maniobras electorales, el miedo al caos y viejas lealtades explican el triunfo del presidente sirio.

Respaldo. El mandatario cosecha apoyos entre los alauitas, kurdos e incluso algunos sunitas.
| AFP

En medio de una cruenta guerra civil que ya dejó 150 mil muertos, el presidente sirio Bashar Al Assad “ganó” esta semana las elecciones en su país con un 88,7% de los votos. Los comicios se celebraron sólo en las regiones que controla el gobierno, con decenas de dirigentes opositores exiliados y miles de disidentes refugiados y entre denuncias creíbles de fraude.

Pero, ¿las maniobras fraudulentas del régimen son el único factor que explica la supervivencia de Al Assad en el poder? ¿O existen otros elementos que apuntalaron su continuidad en medio del caos y la violencia? ¿Es correcto suponer que nadie o casi nadie quiere a Al Assad en Siria, y que su hegemonía es producto exclusivo de la represión?

“El número de votos que obtuvo el oficialismo es simplemente poco realista –dijo a PERFIL la investigadora Randa Slim, del Middle East Institute de Washington–. Hay evidencias de que incluso los votantes de Al Assad recibieron presiones y amenazas. La única forma en la que pudo haber logrado tantos votos es mediante el fraude y la falsificación de sufragios”.

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La opinión de Slim coincide con la tesis de los Estados Unidos e Israel, que calificaron los comicios del martes como una “farsa”. Otros especialistas, en cambio, no desconocen el fraude pero sugieren que el análisis no es tan lineal.

El analista estadounidense Wayne White, ex asesor del Departamento de Estado para Medio Oriente, estima que Al Assad habría obtenido cerca del 50% de los votos en una elección libre y justa. “Una combinación de miedo al extremismo islámico y de lealtades políticas y militares de ciertos grupos hacia el régimen habría impulsado tal resultado”, señaló White a este diario.

Según el experto, la comunidad alauita (12% de la población), a la que pertenece Al Assad, habría votado masivamente por el gobierno; lo mismo habría hecho la población cristiana (10%); mientras que los kurdos (7%) ya demostraron en el noreste del país que prefieren al régimen antes que a los rebeldes extremistas. “Incluso muchos árabes sunitas habrían apoyado al oficialismo, ya que éste empleo a sus familias durante dos generaciones”, completó White. Esa pragmática lealtad es la principal razón por la que el 90% del Ejército sirio se mantuvo fiel al gobierno, pese a que el 70% de sus miembros son sunitas.

Al mismo tiempo, el Consejo Nacional Sirio –el órgano que en teoría nuclea a la disidencia– no logró articular un liderazgo capaz de imponerse a las divisiones y los enfrentamientos internos entre facciones. Ante ese escenario, muchos sirios razonan: “Mejor malo conocido...”.